El doctor Horacio Riojas Rodríguez, director de Salud Ambiental del Instituto Nacional de Salud Pública, señaló que la calidad del aire es un factor determinante en la letalidad de enfermedades respiratorias, incluido el nuevo coronavirus.

De tal razón, hizo notar que en la implementación del semáforo epidemiológico falta contemplar este aspecto como criterio de la señalización hecha por el gobierno federal.

El investigador Rojas cuenta con diversos estudios, es Médico Cirujano y Partero por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), maestro en Ciencias en Salud Ambiental por el Instituto Nacional de Salud Pública y doctor en Epidemiología por esta última institución sanitaria. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) con el grado II y ha contribuido con distintas publicaciones en el área de salud ambiental.

En materia profesional es Director del Centro Colaborador OPS/OMS en capacitación en epidemiología ambiental Miembro de la Sociedad Internacional de Epidemiología Ambiental y de la Comunidad de Práctica en Ecosalud para América Latina y miembro del Comité Editorial Ejecutivo de la Revista Internacional ECOHEALTH.

Durante su participación en el foro virtual convocado por el Observatorio Ciudadano de Calidad del Aire Contaminación y Vulnerabilidad Humana en Tiempos de COVID-19, explicó que no está considerando este aspecto para la reincorporación en la Megalópolis.

De hecho, desde antes que el virus llegara a México, el pasado 27 de febrero, distintos investigadores ya habían señalado que la baja calidad del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México, generada por la actividad industrial y la movilidad por vehículos con motores a base de hidrocarburos, afecta negativamente en la salud humana y acrecienta la severidad de la sintomatología ante cualquier enfermedad relacionada al sistema respiratorio, así como un deterioro en la respuesta del sistema inmune para combatir la presencia de distintos tipos de virus.

Bajo esta óptica, se debe de considerar que en México, hasta el informe del 1 de julio, la Secretaría de Salud reconoce que hay un total de 231,770 casos acumulados de COVID-19 y 28,510 decesos por dicha enfermedad, es decir, la tasa de letalidad es del 12.3%; por el otro lado, cuando se ponderan estos mismos datos en la Ciudad de México, se obtiene un factor mayor, pues hasta esa misma fecha, en la capital nacional van 47,047 casos acumulados y 6,360 muertes, es decir la tasa de mortalidad es del 13.51%. En otras palabras, la tasa de letalidad en la CDMX es 1.21% mayor que en el resto del país.

Esta diferencia puede ser por muchos factores: la población con sobrepeso, población con el sistema inmune comprometido (cáncer, VIH/SIDA), condiciones de hacinamiento, etc; sin embargo, de acuerdo con los estudios del doctor Riojas Rodríguez, la calidad del aire también podría intervenir en el incremento de la tasa de letalidad.

También cabe resaltar que Hugo López-Gatell, subsecretario de prevención y promoción de la salud, adelantó que para la temporada seca del hemisferio norte (otoño) se espera un nuevo brote de SARS-CoV-2, mismo que se justifica porque también es cuando se manifiesta la influenza común.

Esto trasciende porque desde octubre hasta marzo, las lluvias en México se vuelven más escasas y ante el fenómeno de la polución generada por distintas actividades humanas, la calidad del aire se reduce, a lo cual el experto señaló como “terreno fértil” para el coronavirus.

En adición al trabajo del académico mexicano, la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que la contaminación del aire repercute en la vida de casi todos los seres vivos y que, tan solo en la población humana, representa 7 millones de muertes anualmente. Asimismo, la Universidad de Washington calculó que en 2017, la baja calidad del aire influyó en 48,000 muertes prematuras.

Fuente: Infobae

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