La fecha de regreso a las aulas es una incógnita aún en la mayoría de las provincias argentinas y, sobre todo, en el AMBA. Pero el fin del ciclo lectivo está confirmado. El ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, dijo que las clases no se extenderán durante el verano, y que la idea es respetar el calendario pautado a principio de año, que va del 11 al 18 de diciembre próximo, según la grilla oficial en cada provincia, antes de que comenzara la cuarentena por el coronavirus.

“El impacto que provocó la pandemia en el sistema educativo fue muy fuerte, y el defasaje en los procesos de aprendizaje es muy complejo. Hay varios aspectos. Por un lado, no es algo que se resuelva con tres o cuatro semanas más de clases. Segundo, los docentes están trabajando, y todos haciendo un esfuerzo muy grande. También hay mucho esfuerzo en los hogares para acompañar a los chicos, y en esa tarea diaria de asistirlos se destaca sobre todo el trabajo de las mujeres, como vimos con los primeros resultados de la Encuesta Nacional del Proceso de Continuidad Pedagógica. Tercero, no sabemos cuál será la situación epidemiológica en el verano, y cuarto hay muchas regiones del país donde la infraestructura escolar no resiste las temperaturas tan altas”, explica Trotta a LA NACION.

Si el escenario fuera similar al de la gripe A, ejemplifica Trotta, cuando en 2009 se declaró la emergencia sanitaria, que incluyó en algunos distritos la extensión de las vacaciones de invierno, y en otros la suspensión de clases, aunque por un tiempo menor, la posibilidad de extender el ciclo lectivo y solaparlo con el año próximo sería una chance que debería considerarse. “Esta situación, en cambio, es inédita en todo el mundo y no se puede resolver de esa forma. De todas maneras, no es algo que yo decido en soledad. Es un tema que también va a discutirse en el marco del Consejo Federal de Educación, pero sabemos que eso no es una solución”.

¿Cómo será la promoción de los alumnos?

En lo que ya se está trabajando, según Trotta, es en la construcción de consensos para la promoción de los alumnos. Y sobre este tema, insiste en que no habrá una promoción automática. “Todos los estudiantes están transitando un proceso de aprendizaje muy dispar, pero siguen aprendiendo. No es un año perdido, hay mucho esfuerzo de todos, los maestros, las familias y los chicos. Por eso, en lo inmediato, estamos trabajando para que durante esta segunda mitad del año ese esfuerzo se sostenga -señala Totta-. Cuando insistimos en que no habrá promoción automática, lo que queremos decir es que un alumno que termina tercer grado no va a pasar a cuarto el año próximo como si nada hubiera sucedido. Más allá del esfuerzo que se está haciendo, habrá que definir un esquema de reorganización pedagógica que se extenderá hasta 2022, en principio. Lo que se va a promocionar cuando termine el ciclo lectivo actual son saberes. Lo importante es que se garantice el aprendizaje, y para determinar cuáles son los contenidos que habrá que retomar el año próximo hay que tener en cuenta muchas variables”.

Después de la pandemia, la brecha educativa será mayor, dice Trotta, y todas las aulas serán más heterogéneas. “Más allá de las evaluaciones en las que estamos trabajando, la realidad se va a presentar delante de los docentes cuando los chicos comiencen a regresar a las escuelas, que no será en el mismo momento en todo el país. Hoy volvieron 10.500 alumnos en la provincia de San Juan, y volverían el próximo martes 18 los estudiantes catamarqueños”. Para la mayoría de las jurisdicciones, y sobre todo en el AMBA, la fecha de regreso aún es una incógnita, por eso Trotta no quiere arriesgar ningún tipo de pronóstico sobre la vuelta presencial en las escuelas porteñas y del conurbano bonaerense.

Una promoción segmentada, incluso por escuela

“Para la promoción vamos a establecer lineamientos nacionales, pero luego habrá que evaluar la realidad de cuáles fueron los procesos de aprendizaje en cada región, en cada provincia, en cada departamento y en cada escuela. Ese proceso terminará en la evaluación que cada docente haga de su grado, teniendo en cuenta que también serán aulas mucho más heterogéneas, porque no es lo mismo lo que pudo hacer un chico que en su casa tiene computadora y conectividad y es único hijo, por ejemplo, a otro que tiene los mismos recursos tecnológicos pero comparte la atención o el seguimiento de sus padres con cuatro hermanos”.

El foco, y sobre eso no hay dudas, estará puesto en los alumnos que están en un período de terminalidad, como el primario y el secundario. “Allí habrá pautas más generales; hay muchos alumnos que cambian de escuela para empezar el secundario; y por supuesto la incertidumbre que también enfrenan los que terminan 5° año y se preparan para la universidad. Estamos trabajando en definir módulos específicos para esos niveles, y en este sentido será vital la discusión y el aporte del Consejo Nacional de Calidad de la Educación, que tiene competencias claras, que nos ayudará a pensar cómo transitamos este momento de tanto estrés para el sistema educativo, y a definir los pasos que tenemos que dar tanto en el tránsito de esta pandemia como en esa escuela de transición que vislumbramos en los próximos meses. Cada una de esas decisiones tendrá la mirada, el diálogo y el debate del consejo, que tiene una conformación plural y diversa”.

fuente:La Nación

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