La Doctora Stella Maris Manzano es médica tocoginecóloga y se encuentra visitando distintas provincias para hablar de aborto no punible, intentado contribuir a que desaparezcan las trabas que ponen médicos y legistas a la realización de abortos en los casos que ya se ha determinado legalmente que no existe prohibición de ningún tipo. En su paso por Corrientes, visitó los estudios de SQN.

La interrupción del embarazo, sea por causales consideradas legales o por voluntad de la mujer embarazada es, hace tiempo, no sólo material de debate sino noticia frecuente: casos en los que mujeres mueren tras abortos clandestinos, o de médicos o jueces tratando de impedir que niñas violadas accedan a una ILE son cada vez más frecuentes. Según Stella Maris Manzano, sin embargo, los casos favorables son muchos más que los que se conocen, precisamente porque el cumplimiento de la ley no tiene por qué ser un hecho que resalte.
“El Código Penal Argentino establece cuándo es un delito el aborto y cuándo no lo es. Es un delito si se hace contra la voluntad de la mujer embarazada, si la intervención la hace alguien que no sea médico, o cuando medie violencia para producirlo. También dice que es no punible cuando corre peligro la vida de la persona embarazada, su salud o es producto de una violación. En esos términos como ginecóloga puedo decir que todos los médicos hacemos abortos en los hospitales, por ejemplo si una mujer rompe bolsa y se infecta en el cuarto mes, sabemos que de no hacer el aborto vamos a tener dos muertes: la del feto y la de la mujer. También en cánceres, en situaciones muy graves, no sólo no es un delito sino que es un deber médico” explicó.

La médica señaló que a pesar del clima que se vive “la situación hoy es puro avance. Los antiderechos quieren hacer creer que esto no se hace o que lo han podido bloquear, pero esto no es así. Sucede que la mayoría de los médicos hoy no se anima a salir a los medios porque tienen mucho miedo de los ataques de estos grupos que son realmente muy violentos” señaló, y agregó que “a mi por facebook me han llegado amenazas no de que me van a denunciar, sino que me vana poner un tiro en la frente”.

Manzano explicó que uno de los grandes problemas tiene que ver con una especie de valoración de la vida del feto por sobre la vida de la mujer, lo que no tiene sentido. “En realidad cada embarazo pone en riesgo nuestra salud, nuestra vida. Creo que todo el mundo conocerá a alguna mujer que sufrió hipertensión, preeclamsia, eclampsia, que han muerto en partos. El 80% de las que mueren en argentina y en el mundo por consecuencia de un embarazo, mueren en los 3 últimos meses, en el parto o en el puerperio. Entonces es la mujer la que tiene que decidir si quiere correr un riesgo o no”, expresó.

“Quienes defendemos el derecho al aborto defendemos el derecho a la libertad. Cuando hablamos de cuidar la vida, ¿acaso la vida de la mujer no vale? ¿La vida de una nena de 11 años que muere en el parto? ¿Qué vidas nos importan? Los fetos no sienten, no saben que existen, no quieren vivir, y para una niña de 10 o 12 años, o una mujer de 35 madre de 4 hijos, violada por el padre o el cura o el abuelo… No hace falta un protocolo, la legislación está. Y quienes actúan en contrario actúan contra la ley y han perdido y siguen perdiendo juicios” aclaró. “Argentina ha tenido un montón de sanciones internacionales a causa de esto. Hay casos de médicos que se niegan y casos de médicos que los quieren hacer y la justicia se los impide. Esto pasó hasta entrado este milenio, en que el movimiento de mujeres en Argentina empieza a hacer juicios en cada caso de aborto negado: por violación, por discapacidad, mujeres enfermas. El relator especial contra la tortura ha dicho que es tortura forzar a una mujer violada o con riesgo para la salud o la vida o portadora de un feto mal formado a continuar al embarazo. es tortura ¿Eso les importará a los que se dicen provida?”.

Sobre lo que significa realmente lo que al legislación contempla, relató un caso emblemático del que le tocó formar parte. “En el 2010, en Chubut, una adolescente violada a punta de pistola por su padrastro policía, pide un aborto en el hospital de Comodoro Rivadavia, se lo niegan los médicos, judicializa, se lo niega el juzgado de primera instancia, el de segunda instancia, llega al STJ de Chubut que dice que corresponde hacer ese aborto. Porque ya no sólo es la ley: esa chiquita había bajado 9 kilos, decía que quería morir, me contaba: ‘yo no quiero suicidarme doctora, pero la verdad es que pienso que ojalá me chocara un colectivo o un camión’. Ella decía que supieran que si creían que negándole el aborto iban a tener un bebé, que iban a tener dos muertes y no una. Así de mal estaba esta adolescente. Yo hice ese aborto a las 18 semanas y ella lo había pedido a las 8”.
En ese caso, todos los médicos de la ciudad en la que vivía la joven se habían negado apelando a la objeción de conciencia. “Yo no creo que sea un derecho la objeción de conciencia. Es inconstitucional. El artículo 19 de la Constitución Nacional dice que todas las personas tenemos el derecho a hacer cualquier cosa que la ley no nos prohiba mientras no vulneremos derechos de terceros. Médicas y mèdicos somos siempre funcionarios públicos, en un hospital o en una clínica, porque somos garantes de la salud de las personas. Negarnos a esa práctica es violar ese mandato”, subrayó.

Sin embargo, señaló que a pesar de la virulencia con la que se presentan quienes buscan impedir las interrupciones de embarazos, el camino se está allanando cada vez más rápido. “Era un delito hacerse la ligadura tubaria o una vasectomía ¿Desde cuándo es un delito que yo no quiera hijos? Es una invasión sobre el cuerpo ajeno terrible. Yo creí que no iba a vivir para verlo. Y en 2006 llegó. Cuando me capacitaron en aborto en 2007 y me mostraron el primer protocolo pensé ‘estos están locos, faltan 30 años para que esto se haga’. A los 3 años yo estaba haciendo un aborto en mi provincia”, contó, y señaló que “creo que el avance es imparable, porque tener derechos nos gusta. Ya no van a poder parar la ESI, ni el matrimonio igualitario, ni el buen trato a las personas transgénero. Con esto ya no podemos volver atrás como no podríamos volver a aceptar la esclavitud. Lo que pedimos es que no sacrifiquemos vidas de mujeres, de niñitas. A la sociedad le pedimos un poco de compasión, de humanidad”.

 

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