Silvia Perrault, médica psiquiatra infantojuvenil (MP 2946) del Servicio de Atención al Niño Víctima de Abuso del hospital pediátrico Juan Pablo II, habló con LT7 Corrientes sobre su trabajo y se refirió también a las señales que pueden dar los menores que sufren abusos y qué se puede hacer para intentar prevenir estas situaciones.
Según explicó la profesional, en el 90% de los casos atendidos en el nosocomio, los abusos son cometidos por un familiar o un conocido del menor.
“Solo en el 10% de los casos que hemos atendido en todos estos años, los abusos fueron cometidos por un violador en la calle que ataca a la víctima”, detalló.
Sobre la frecuencia en la que reciben a niños víctimas de abusos, la psiquiatra infantojuvenil indicó que “hay días en que llegan dos o tres nuevos, aparte de los que ya están en tratamiento, mientras que a veces pasa una semana y no llega ninguno, y a la siguiente vienen tres o cuatro juntos”.
Las señales de los niños
“En un niño muy chiquito, es difícil que los padres detecten. En los casos que llegan acá siempre se descubren porque alguien vio o descubrió por casualidad que estaban tocando al bebé”, detalló.
“Los síntomas en un bebé de menos de seis meses son: llanto fácil, cambio en la alimentación y en los hábitos del chico, problemas para dormir. Cuando son un poco más grandes: trastornos de sueño, enuresis (el nene se orina en la cama)”, dijo.
“Cuando el bebé es muy chico no puede contar lo que está ocurriendo, solamente lo vive, lo percibe, pero no puede contar. Tenemos casos de chicos más grandes, de cinco años, por ejemplo, que cuentan abusos que ocurrieron cuando tenía meses”, indicó.
La especialista explicó que los abusos vividos por los niños, antes de que desarrollen lenguaje y hasta los dos años, cuando recién empiezan a saber cómo se llama cada cosa que vive, no pueden ser comunicados. Sin embargo, ocurre que más adelante, cuando ya tiene manejo del lenguaje, recuerda lo vivido anteriormente y empieza a contar.
“Por ahí la mamá dice ‘hace años que no ve a esa persona’, por ejemplo, era el padrastro y la madre se separó de ese hombre, y no entienden cómo puede ser que el chico se acuerde de cosas así. Pero el mundo del niño es atemporal, ellos piensan a los cuatro o cinco años que eso pasó ayer o antes de ayer, y sin embargo pasaron dos o tres años”, detalló la psiquiatra.
“Cuando empiezan a recordar, comienzan con los síntomas, como problemas en la conducta, se niegan a ir a un lugar (siempre hay que estar atento si el chico se niega a ir a la escuela o a visitar a alguien, por ejemplo, preguntar, tratar de averiguar por qué no quiere). O se orinan en la cama, tienen pesadillas. Las nenas más grandes pueden tener desmayos en la escuela o ya más grandecitos pueden tener problemas de adicciones o de conducta, se fugan de la casa. A todo esto hay que poner atención”, especificó.
Los abusadores
“Hay dos tipos: están a los que se les dice ‘situacional’, que son los que lo hacen cuando tienen la oportunidad. Puede ser una persona casada, que abusa de sus propios hijos al tener la oportunidad, y generalmente tienen el antecedente de haber sido abusados y alguna adicción”, describió la profesional.
“Y está el otro tipo, como el caso que se conoció recientemente, al que se llama ‘preferencial’, que es el pedófilo propiamente dicho. Este tipo prefiere a los niños para explotarlos y utilizarlos; está más preparado profesionalmente. Generalmente viven solos o con los padres, y buscan lugares donde pueden encontrar niños, como una escuela de fútbol, una iglesia”, refirió Perrault.
“En esos lugares eligen sus víctimas, generalmente los niños más vulnerables”, refirió.
“Si el abusador es un psicópata, elige el más vulnerable, aunque también a los que no los son tanto, ya que para ellos es un desafío abusar del chico más difícil”, dijo.
“Es diferente la reacción de un chico que es abusado a diario durante años a uno que fue violado una vez. El abuso constante, de a poco, va cambiando de a poco la estructura mental del chico, que va normalizando el hecho abusivo”, indicó.
La prevención
“Por todo esto, no es tan fácil prevenir estas cosas. La familia tiene que estar al lado del chico, tener un contacto estrecho, crear lazos afectivos, creerle al chico. Debe haber una comunicación abierta”, manifestó la médica psiquiatra.
“Lo más importante cuando uno cría a un chico, es que ese niño debe saber que uno está para protegerlo, que uno le cree. Es muy difícil que un chico invente algo así. Las fantasías de los chicos generalmente son positivas, no cosas tan negativas y feas como para inventar este tipo de cosas”, agregó.
“Es importante decir, ya que he visto que circula por whatsapp esas formas de poner límite a los hijos, con la ojota, con el cinto, que no hay que criar chicos sumisos. Se les debe enseñar a respetar, pero siempre que primero lo respeten a él. La rebeldía en el chico no hay que juzgarla tanto, es una etapa natural y hay que ver que le pasa”.
“Se le debe enseñar a los niños el respeto por su propio cuerpo. A los chicos sumisos les pasan estas cosas, no solo este tipo de abusos, sino incluso, el día de mañana, en la escuela, en lo laboral, el bullying. Se debe trabajar en la autoestima del chico”.
“Con los chicos no se debe usar mano dura, pegarles, no es así. Hay otras formas de poner límites sin degradar al chico y respetándolo. No es tan difícil”, finalizó contundente.