Se celebra el 16 de julio el 119º aniversario de Coronación Pontificia de Nuestra Señora de Itatí.
El 16 de julio a las cero horas se realizará un saludo a Nuestra Señora de Itatí con la bendición a los peregrinos.
Habrá rezo del Rosario y Misas cada una hora entre las 6 y 9 de la mañana; a las 12:30 y 17. A las 15.30 un grupo de personas recibirán el sacramento del Bautismo.
A las 10:30 se realizará la procesión náutica, en la que se encontrarán las imágenes de la Virgen de Itatí y de Caacupé.
La Misa de clausura se realizará a las 19 y será presidida por el P. Gustavo Aime, Superior Provincial de la Obra de Don Orione. Luego de esto se realizará la tradicional procesión de antorchas.
Estos días de festejo fueron precedidos por la celebración patronal de Nuestra Señora de Itatí el pasado 9 de julio, el mismo día en que Argentina recordó el 203º aniversario de la independencia patria.
Hubo Misas, bendiciones a los fieles, presentaciones y la imagen mariana encabezó la procesión por los alrededores del templo, en medio de fuegos artificiales y antorchas de los fieles.
Los festejos contaron con la presencia de los Obispo de Paraguay, Mons. Celestino Ocampos, de Carapeguá, y Mons. Ricardo Valenzuela, de Caacupé.
También estuvieron presentes autoridades locales, instituciones y de seguridad civil los que una vez concluida la Eucaristía, participaron en el acto cívico en conmemoración de la independencia argentina.
Coronación de la Virgen de Itatí
La devoción a Nuestra Señora de Itatí se remonta a una leyenda según la cual el rezo de un Rosario salvó a un misionero jesuita español y los aborígenes que había convertido al catolicismo de un ataque de nativos.
El paso del arroyo Yaguarí se abrió por la mitad y los rebeldes emprendieron la retirada. Entonces el pueblo de Itatí quedó a salvo gracias a la intervención de la Virgen.
El 16 de julio de 1900, en las puertas del Santuario de la Santísima Cruz de los Milagros de Corrientes, la Virgen de Nuestra Señora de Itatí fue coronada por el Obispo de Paraná, Mons. Rosendo de la Lastra y Gordillo, a nombre del Papa León XIII, ante los obispos argentinos de Paraguay y Uruguay y una multitud de fieles.
La corona fue concebida como una joya al estilo de las coronas imperiales del Renacimiento, en oro, con incrustaciones, de amatistas y topacios de gran tamaño y dibujos de artística expresión.