Los agentes fueron identificados y en el momento del hecho, se desempeñaban en la División Antiarrebatos. Pese a que el hecho está siendo investigado por la Justicia, los policías no fueron desafectados y siguen cumpliendo funciones, aunque en otras dependencias, ya que fueron trasladados.

Un hombre denunció que hace poco más de un mes fue víctima de una privación ilegítima de la libertad y posterior robo de dinero por parte de maleantes que circulaban en una camioneta blanca, sin patente. Con el paso de los días y la ayuda de un efectivo policial allegado a su familia, descubrieron que los presuntos autores del asalto y secuestro serían nada menos que miembros de la Policía de Corrientes, informó este viernes el matutino Época.

La investigación llegó a manos de las autoridades de la Fiscalía número 1 y del Juzgado de Instrucción 4. Allí están asentados los nombres y alias de los sospechosos, quienes en ese momento se desempeñaban en la División Antiarrebatos.

Pese a la gravedad de la acusación, ninguno de los funcionarios ha sido apartado o puesto en disponibilidad preventiva. Siguen en actividad. Uno fue relocalizado en una comisaría del interior y el otro en una capitalina. Los dos, trascendió, registran antecedentes de afrontar otras pesquisas judiciales relacionadas a distintos hechos delictivos.

De acuerdo con información conocida por diario época, a fines del mes de mayo, los ocupantes de una pick up blanca, vidrios polarizados, sin chapa patente colocada, interceptaron en horario de la noche a un hombre en la avenida Chacabuco, próximo al club Juventus.

La víctima dijo que lo obligaron a subir al vehículo para ser llevados hasta una zona descampada cercana a la laguna Pampín, en la continuación de la avenida Presidente Raúl Alfonsín, aproximadamente a la altura del barrio Lomas.

En ese sitio, lo “apretaron” y le sustrajeron dinero en una suma que oscilaría los 7.500 pesos y también un teléfono celular. Después, sin más, lo dejaron abandonado a su suerte, según la versión que posteriormente se animó a contar, a sabiendas de que los autores serían policías.

La versión de lo ocurrido llegó a oídos de un oficial de la fuerza de seguridad que tiene un grado de relación familiar con el damnificado y fue quien impulsó la investigación para que no cayera en un “saco roto”.

A partir del relato detallado de lo sucedido, dicho efectivo orientó las sospechas hacia camaradas que acostumbran a trabajar de civil y no gozarían de la mejor reputación.

En compañía del denunciante, comenzaron a buscar fotos de distintos eventos institucionales, deportivos y procedimientos policiales publicados en redes sociales y, así, obtuvieron las primeras pistas de los sospechosos.

Poco a poco llegaron a, según ellos, confirmar las identidades de los presuntos asaltantes. Se trata de un cabo primero y de un sargento.

La novedad repiqueteó fuerte en la Dirección de Seguridad Metropolitana, área de la cual depende la División Antiarrebatos. También, por supuesto, en la Jefatura que decidió no emitir comunicado alguno al respecto.

Silencio
Bajo un pronunciado hermetismo, la propia institución realizó una serie de procedimientos en procura de aclarar el hecho. Para esto designaron a efectivos habituados en pesquisas que requieren de métodos meticulosos.

Aparte de la declaración de los denunciantes en el caso (dieron ciertas características) no fue establecida cuál sería la camioneta empleada en el cometido del presunto ilícito. Podría tratarse de una Ford Ranger que no estaría ligada a la Policía o, al menos, no pertenecería a su parque automotor.

Como medida primaria, ambos efectivos pasaron a revestir en otras dependencias. “Los mandaron al interior a uno y al otro a una comisaría de capital. Siguen en funciones. Les pidieron discreción…”, explicó uno de los informantes.

Mientras (al menos eso dicen) Asuntos Internos obra en consecuencia, independientemente de la intervención formal de la Justicia que deberá expedirse al respecto.

OTRO CASO: UN EFECTIVO HABRÍA PEDIDO RESCATE POR UNA MOTO ROBADA
También un suboficial de la Policía de Corrientes aparece involucrado en un delito cometido semanas atrás, cuando supuestamente participó del “pedido de rescate” por una motocicleta robada.

El efectivo, con la jerarquía de cabo primero, al momento del episodio descubierto por sus camaradas, estaba en funciones en la División Antiarrebatos.

Hoy, el sospechoso se encuentra en servicios en una comisaría del Sur provincial. Como medida “preventiva” (cierto “castigo”) los altos mandos decidieron su traslado a más de 300 kilómetros de su casa.

Una patrulla en rondas de prevención halló a ese suboficial junto a un civil en una esquina del barrio Anahí. Con ellos tenían el rodado en cuestión.

Rato antes, quien dijo ser el legítimo propietario del vehículo alertó sobre el contacto telefónico que un sujeto le hizo para, supuestamente, pedirle 5 mil pesos en efectivo, si deseaba recuperar una motocicleta. Tal persona habría accedido y pactaron el encuentro en la vía pública.

Ante ello, un móvil no identificable con policías de civil acudió hasta el sitio en el que debía realizarse la presunta transacción. Allí estaban, tanto el policía sospechado, como un amigo y la motocicleta.

En principio, las actuaciones fueron iniciadas como “supuesta tenencia de elemento de dudosa procedencia” y “supuesto incumplimiento de los deberes de funcionario público”, según supo diario época de fuentes confiables que integran la fuerza del orden.

La División de Asuntos Internos inició la tarea administrativa respectiva y, por otro carril, dieron curso a una actuación de la que tendría conocimiento la Justicia.

Habrá que esperar algún comunicado que aclare el tema.

fuente: época

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