Se definió tras una reunión en la sede de la central obrera, que ayer se reunió con el FMI. Los sectores duros presionaron para volver a la calle.

La decisión se tomó en el encuentro del consejo directivo, en medio de una fuerte interna entre el ala dialoguista, los gremios del transporte y los sectores duros encabezados por el camionero Hugo Moyano. La discusión se reavivó luego de la resolución publicada el viernes por el Gobierno, que ordena destrabar $2.100 millones a las obras sociales.

La medida oficial destinada a neutralizar la posible huelga general serviría para contener a los “gordos” (grandes gremios de servicios), “independientes” y los gremios liderados por el gastrónomico Luis Barrionuevo. Todo ellos mantienen buen diálogo con las autoridades.

En cambio, los sindicatos del transporte, en especial los conductores de trenes y colectiveros, exigen cambios en el impuesto a las Ganancias y amenazan con endurecerse.

En ese contexto, la mesa chica de la central obrera recibió ayer a las 17 a la misión del FMI que se encuentra el país. En el encuentro mantenido en la sede del gremio de la construcción (UOCRA), la dirigencia sindical le planteó al staff encabezado por el italiano Roberto Cardarelli su preocupación por la escalada de la inflación, el agravamiento del cuadro social y la necesidad de renegociar el acuerdo con el organismo.

Los técnicos fueron recibidos ayer por el dueño de casa, Gerardo Martínez, y una comitiva gremial que ya mantuvo dos encuentros previos con el organismo y una videoconferencia por Skype. En esta ocasión, los sindicalistas alertaron sobre el deterioro de la economía tras la última reunión en febrero pasado.

 

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