Tiempo atrás, era el invitado principal a la fiesta. Sin él, no había posibilidad alguna de que los participantes pudieran disfrutar. Hoy, el portero no le deja entrar. Ninguno de sus “amigos” siquiera le atiende el celular para intermediar con el dueño del local. Enfrente, otro salón le ofrece ingresar y recrearse mientras está acomodado en la barra. Lo hace. Entra. Y tras departir con comensales, aquellos que lo echaron lo critican por haber “osado” cruzar la calle.
Carlos “Camau” Espínola llegó a la intendencia de la capital correntina porque el “dedo” de Cristina Fernández de Kirchner lo ungió como el candidato de la fuerza que encabeza. Luego lo apuntaló para pelear por la gobernación correntina. Pero el “sillón de Ferré” le fue esquivo en un par de oportunidades.
A su lado, los peronistas “de pura cepa” lo detestaban por ser un “outsider” de la política. Pero se tragaban su bronca. Es que ninguno de ellos tenía siquiera una mínima posibilidad de competir en las urnas contra la maquinaria electoral de Encuentro por Corrientes (ECO). El único con chances era el ex medaliista y abanderado olímpico.
Uno de los que más renegó fue Fabián Ríos. Pero el ingeniero se vio beneficiado de los votos de “Camau” y llegó a la intendencia de Capital. Una vez que se acomodó en su despacho de Mayo y Mendoza, creyó que los votos del velerista eran suyos, lo abandonó en el intento de Espínola de pelear por la Gobernación y se lanzó a la aventura de luchar en soledad contra ECO. Así le fue.
Por estas horas, “Camau” comienza a aprender cómo son los pasos de baile en el nuevo salón al que entró. El senador nacional se sumó al bloque que encabeza el candidato a vicepresidente de Juntos por el Cambio, Miguel Ángel Pichetto, y se fotografió con Ricardo Colombi (aquel que lo denostó hasta el cansancio y hasta lo bautizó como “Pichón de Picurú), algo impensado tiempo atrás.
Sus ex compañeros no paran de criticarlo. Incluso Martín Barrionuevo, su Secretario de Economía en la gestión municipal y quien debe agradecerle por su actual banca en la Cámara de Diputados. Muchos dirán que el electo senador provincial viene de cuna de auténtica sangre peronista. Es cierto. Pero hasta la aparición de Espínola lo único que tenía era un apellido “ilustre”. En realidad, nadie sabía quién era.
Aquellos que “se tragaron el sapo” del liderazgo de Espínola se reunieron esta semana con el Presidente del Consejo Nacional del Partido Justicialista, el tres veces gobernador de San Juan José Luis Gioja. Ni siquiera se lo comunicaron a Espínola. No hicieron intento alguno de acercar al único que realmente tiene votos “en serio” en el peronismo correntino.
¿Qué le habrán dicho los popes del peronismo correntino a Gioja? ¿Cómo le pudieron explicar que en las recientes elecciones fueron en cuatro listas diferentes? ¿De qué manera habrán minimizado que ECO le sacó 40 puntos al mejor de los frentes justicialistas cuando en la mayoría de las provincias el peronismo gana casi sin traspirar? ¿Cómo consiguieron que el sanjuanino se haya dignado a atenderlos y darle unos minutos de su vida?
Los frustrados peronistas correntinos, después de ningunear a “Camau” y ver que el senador nacional consiguió nuevo salón de baile, se pusieron en fila para reprocharle que se haya ido al único lugar que, por estas horas, lo tratan bien.