Hilda (86) y Hugo (92) fueron desalojados de su departamento por falta de pago. Uno de sus hijos, con quien vivían, los llevó a almorzar, pero nunca volvió a buscarlos.

Hilda, de 86 años, y Hugo, de 92, fueron abandonados por uno de sus hijos en un bar de Rosario, provincia de Santa Fe. El joven los dejó allí y los dueños del bar los llevaron a la policía para ayudarlos a contactarse con algún familiar.

El hijo, de quien no se sabe el nombre, vivía junto a sus padres, pero fueron desalojados el miércoles a la mañana por la inmobiliaria por falta de pago del departamento. Ese mismo día, los llevó en un taxi a un bar para que almorzaran tranquilos y siguió su camino.

Hugo, que se moviliza con un bastón, estaba con algunos bolsos, producto de la mudanza improvisada. Pero el tiempo transcurría y nunca volvió a buscarlos. Una de las meseras, preocupada e impaciente, le preguntó a ambos si necesitan ayuda. “Estaban esperando que llegara uno de sus hijos”, contó Gabriel, el encargado del local gastronómico, a Canal 5.

Hugo e Hilda no tenían celular ni ningún número para llamar. “Lo único que decían es que estaban esperando al hijo y que estaban de mudanza”, señaló Gabriel. Luego de varias horas, los trabajadores del lugar llamaron a la policía.

Los agentes llevaron a la pareja a la seccional correspondiente e hicieron una investigación, en la que muchos vecinos ayudaron. Aportaron datos y fueron hasta la casa donde fueron desalojados, pero no había rastros del hombre.

Alrededor de las 20 de ese mismo día, dieron con el paradero de su otro hijo, llamado Raúl. “La policía me notificó que tenía que venir a buscarlos. Yo estaba en cama, porque estoy en rehabilitación”, contó el hombre visiblemente consternado.

Y siguió: “Mi hermano, de acuerdo a lo que me dijo mi mamá, los dejó en un bar para comer y después no apareció más. Admitió que tenía conocimiento “muy por encima” de la mala situación económica que atravesaban sus padres y su hermano.

Sin embargo, aclaró que quiso ayudar “y no lo dejaron”. “Algo sabía por la inmobiliaria, porque se comunicaban conmigo. Aparentemente la inmobiliaria dijo basta, hasta acá llegamos, y tuvieron que sacar los muebles y se quedaron en la calle”, afirmó.

Consultado sobre los meses que adeudaban lo único que sabe hasta el momento es que estaban “achicando” gastos porque no tiene diálogo. Incluso contó que hace 15 días, cuando estaba internado, le pidió a uno de sus hijos que vaya a ver a sus abuelos: “Pero como no tiene portero, porque se rompió, no pudo entrar. Y yo no tenía llave del departamento, del edificio ni nada”.

Rául, antes de quebrarse, llevó tranquilidad y dijo que sus padres dormirán en su casa.

fuente:clarin

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