Científicos de la Universidad Católica de Chile y del Instituto Tecnológico de Massachusetts investigaron en forma conjunta métodos para generar enfriamiento, explorando alternativas ecológicas. Partieron de lo que se conoce como “enfriamiento radiativo” que, en términos resumidos, es un proceso natural en el que un objeto pierde calor en forma de radiación.
Con el objetivo de replicar ese proceso, los investigadores llevaron su atención al aerogel. Aquel es un material que aísla el calor y además es conductor de radiación. Para volverlo más maleable lo mezclaron con un polietileno que se usa para la fabricación de bolsas plásticas. De esa forma consiguieron una sustancia que es resistente, esponjosa y que es conductora de calor.
Según notan en su informe, lo llaman PEA, siglas en inglés para “aerogel de polietileno”. Esa sustancia, además, bloquea gran parte de los rayos solares y al mismo tiempo permite que el 80% de las radiaciones de calor que emite el objeto puedan salir.
En las pruebas, que realizaron en el desierto chileno, lograron que objetos cubiertos con ese material se mantengan 13 grados por debajo de la temperatura del ambiente.
Los posibles beneficios
Para comenzar, esta solución es altamente sustentable si se considera una de sus principales ventajas: enfría sin usar electricidad. En ese sentido, el abanico de beneficios potenciales es de veras amplio.
Por ejemplo, podría ofrecer una solución para regiones sin acceso a sistemas eléctricos, funcionar como sustituto durante cortes de energía, o bien trabajar en forma conjunta con los actuales equipos y así ofrecer un importante ahorro.
Entre otros usos posibles, los investigadores también señalaron que el aerogel modificado podría emplearse en construcciones, para hacerlas más frescas y de ese modo ahorrar en sistemas de climatización tradicionales.