A Ramona Arce la encontraron semienterrada en el fondo de una casa. La autopsia determinó que fue muerta por un brutal golpe en la cabeza. Hay una mujer, quien hacía la limpieza en la vivienda donde fue hallada, detenida. Pero detrás de la historia de sangre hay una separación de pareja con matices de violencia de género, un exmarido con un muy importante poderío económico, y una nueva mujer en la vida del hombre 40 años menor.
Arce tenía 70 años. Quien la mató hizo un hoyo en el fondo de la casa de la anciana pero de tan poca dimensión que no pudo enterrar el cuerpo en su totalidad. Al cadáver lo cubrió con cal con la torpe idea de que se descomponga más rápido y que no genere olor. Arriba le puso una chapa. La autopsia reveló que falleció por traumatismos en el cráneo y la carátula del caso cambió a “Homicidio”
Hasta allí, los datos concretos.
Detrás de la historia de horror de la muerte de Arce hay otra también conflictuada y dolorosa.
De acuerdo a la investigación, Arce vivía en Santa Rosa con un importante comerciante de esa localidad – quien sería de apellido Correa -. La separación se dio luego de reiteradas denuncias por violencia de género. En el pueblo todos lo sabían: la mujer vivía un suplicio constante por los diarios golpes que recibía.
Pero el quiebre en la relación fue aún más traumática: el hombre la echó de la casa en la que convivían y la dejó, efectivamente, en la calle. Por ello, debió mudarse hasta Saladas en medio de reclamos por la división de bienes y mantención. Paralelamente, el hombre inició una nueva relación amorosa con una mujer a quien duplica holgadamente la edad. Y la llevó a habitar la misma vivienda en la que antes vivió Arce.
La Policía y la Justicia investiga, por estas horas, si la relación con el comerciante, las denuncias por las continuas golpizas y la perturbadora separación tienen que ver el asesinato de Arce.
