A cinco años de su fallecimiento, el músico vuelve a conmover a través de un nuevo trabajo con 12 canciones inéditas en las que advierte, proféticamente, el abrumador avance de la tecnología, la sobreinformación, el control social, la alienación, la violencia, el racismo y las brechas de clase.
“Welcome 2 America” es una de las miles de cintas inéditas que el músico dejó en una bóveda especial en su mansión de Paisley Park, sobre las cuales no hay precisiones de la manera en que deberían editarse aunque sí sobre la forma de preservarlas en buen estado.
Aunque quedará la incógnita del motivo por el que este disco fue archivado luego de su realización y por qué ve la luz en este momento, lo que sí se sabe es que se trata de un trabajo para el cual se rodeó del baterista Chris Coleman, el bajista Tal Wilkenfelden, el tecladista Morris Hayes y las coristas Shelby J., Liv Warfield y Elisa Fiorillo.
Todo eso se manifiesta a pleno en el tema que le da nombre y abre el disco, un embriagador número musical, como si tratara de un cuadro de la película “All That Jazz”, de Bob Fosse, pero en versión afroamericana, que emula los clishés de la industria del espectáculo para lanzar crueles ironías sobre el estado de cosas.
“Bienvenido a América, donde te podés equivocar en el trabajo, ser despedido, readmitido y recibir una propina de 7 mil millones dólares. Pasá, sentate y llenate los bolsillos. Medios de comunicación, sobrecarga informativa”, recita el artista y sus coristas como si se tratara de eslóganes.
El bloque conformado por los temas “Running Game (Son Of a Slave Master)”, “Born 2 Die” y “1000 Light Years From Home”, baja un poco el tono irónico sin perder el afilado ojo crítico, a la vez que comienza a desplegar con suaves cadencias los sensuales ritmos funk tan característicos en su obra. Mención especial en este caso para los bellos motivos musicales que traza la guitarra en la tercera de estas canciones.
“Hot Summer” se presenta como un guiño a la música bubblegum, ese pop animado para preadolescentes interpretado en general por las llamadas “bandas de chicos”, pero en el caso de Prince opera más como una pícara y efectiva trampa para dotarlo de sensualidad con la apertura racial propuesta desde lo sonoro.
En “Stand Up and B Stong” –único tema tema del disco que no es de autoría propia-, Prince toma una canción de su banda vecina de Minneapolis Soul Asylum y la convierte casi en un himno devocional a medida que avanza, por el dinamismo y la cadencia del estribillo entonado por el coro femenino, en una elipsis a la música góspel.
(FW)“Bienvenido a América, donde te podés equivocar en el trabajo, ser despedido, readmitido y recibir una propina de 7 mil millones dólares. Pasá, sentate y llenate los bolsillos. Medios de comunicación, sobrecarga informativa”, (A)recita Prince(A)FW)
El siguiente corte “Check The Record” adquiere un tono rocker por el melódico riff de guitarra de la introducción, que se sostiene como motivo a lo largo de un tema bailable que remite vagamente a su hit “Cream”, condimentado por los juguetones coros.
“Same Page, Different Block” mantiene esa línea sonora con algunos matices propios, pero fundamentalmente juega el rol de mantener un pico de intensidad que realce aún más “When She Comes”, la balada que le sigue.
Es que en este corte aparece todo el dramatismo in crescendo de los viejos grupos vocales de doo wop, un terreno en donde el artista puede abrir la paleta de agudos que cargan de erotismo al natural lamento.
Aquí, aparece en forma de una introducción en donde las coristas deletrean el título como si se trataran de porristas y de un paulatino pero vertiginoso “subidón” rítmico a lo largo del corte en un estilo que recuerda las excitantes interpretaciones de Ike And Tina Turner.
El disco cierra con una gema pop que desde su título, “One Day We Will All B Free”, y desde su luminosa melodía, invita a la esperanza de la redención final en medio del desolador panorama actualvaticinado en toda esta producción.
“Welcome 2 America” es el tercer disco póstumo del prolífico artista–aún luego de su muerte-, luego de “Piano and a Microphone 1983”, editado en 2018; y “Originals”, en 2019, con canciones propias popularizadas por otras figuras pero nunca publicadas por él mismo, como el caso de “Nothing Compares 2U”, reconocible en la voz de Sinéad O`Connor.
La cantidad de material de Prince que aún queda por ver la luz y la calidad de este trabajo lanzado este jueves por Sony generan entusiasmo en torno a futuras ediciones. Solo resta saber qué nuevas profecías contarán esas próximas resurrecciones del inagotable artista.
