La música y el acompañamiento de la gente – que inspiraba su canto – fueron las constantes de una despedida multitudinaria que duró más de 12 horas. A ella asistieron familiares, el clero y amigos musiqueros. Personalidades y autoridades le dedicaron palabras.

El domingo por la tarde se conocía el fallecimiento de Julián Zini a causa de un cáncer irreversible. Pocos semanas antes había sido internado de urgencia, de acuerdo a su estado delicado.

Pronto desde redes sociales y medios se hicieron eco. El mundo chamamecero fue el primero en despedirse de él, luego llegaban los saludos y condolencias de las autoridades provinciales y locales.

Sobre las 21 horas, se comunicaban los detalles de su velatorio y responso, el cual fue organizado por autoridades municipales de la ciudad de Mercedes. Durante la madrugada sus restos fueron trasladados a dicha localidad, cumpliendo su deseo de que fueran inhumados allí.

Alejandro Di Fant, secretario de Turismo de la Comuna local, comentó los pormenores de la partida organizada al paì Julián.

A las 7 inició su velatorio en la iglesia San Cayetano, ubicada en el barrio José María Gómez, lugar donde el padre vivió y dio misa hasta hace poco tiempo. En el lugar, por protocolo sanitario, se admitía que las personas pasaran, saludaran y se retiraran rápidamente del espacio. Sin embargo se dispuso de dos sectores, uno apartado a los familiares y clero y el otro para los músicos, que constantemente interpretaron temas propios de Zini alternando con clásicos del repertorio popular. Según Di Fant, alrededor de 2.500 personas se acercaron a despedirlo.

Aproximadamente a las 10, por transmisión vía Facebook, se pudo ver a músicos locales ubicados en el patio de la iglesia, con emoción recitando, cantando y recordando al padre Julián.

Aproximadamente a las 14 se realizó la misa de cuerpo presente, en la que participó el grupo Neike Chamigo y 12 personas del clero. Fue presidida por monseñor Adolfo Canecín, obispo de Goya. Antes de la homilía, el eclesiástico destacó la hondura y profundidad del servicio sacerdotal de Zini con más de 50 años de recorrido. Monseñor expresó que si bien muchos podían sentirse en este momento tristes y dolidos, lo mejor era recordar la plenitud con la que vivió el servidor de Cristo. También explicó que los colores de la liturgia transmitían dos significados, por un lado el morado representando la muerte, el despojo y la partida de Julián, mientras que el blanco refleja la fiesta, la resurrección y la cercanía de Zini ahora junto al Creador.La homilía fue compartida por otros dos párrocos, uno de ellos leyó una carta enviada por el obispo emérito Ricardo Faifer, en la que agradecía al paì su entrega, sus talentos y dones volcados a la comunidad y a sus compañeros de servicio. En cambio el otro resaltó que la figura de Zini desde ahora se encuentra a la altura de Devoto y Angelelli, hombres “que se jugaron por el pueblo” y por estar al lado de los músicos y compartir su tiempo con ellos.

Un tercero se animó a recitar un fragmento del poema “Chamamecero” en el que expresa: “No te mueras nunca hermano chamamecero” y el conjunto al instante lo acompañó con sones de “La Kau”.

Terminada la misa comenzó el recorrido por toda la ciudad, pasando por algunos lugares significativos en la vida del paì. La caravana inicial se extendió por siete u ocho cuadras y con el recorrido por los barrios se fueron sumando todo tipo de transporte reproduciendo los temas del fallecido.

El Secretario de Turismo, que estuvo a cargo de la organización del velatorio, comentó que una postal que se repitió en varias esquinas fue encontrar a las familias sosteniendo a sus santos y tocando sus instrumentos, en especial el acordeón y la guitarra. En esta instancia, cree que participaron no menos de 10.000 personas.
La procesión que duró alrededor de dos horas, inició en San Cayetano y recorrió toda la ciudad, pasando por los frentes de las iglesias de Nuestra Señora de Itatí, Las Mercedes, San Pedro, San Ramón y el Museo del Chamamé, para luego arribar finalmente al cementerio.
Ya en el cementerio, que se vio desbordado de gente, el responso fue acompañado por vecinos, músicos y allegados del cura cantor. La última serenata duró más de una hora y contó con la presencia de Julio Cáceres, sus hijos Nicolás y Federico, músicos locales, Neike Chamigo y un sinfín de personas que se agolparon a darle el último adiós

El operativo municipal

El operativo montado por la Comuna local involucró a diferentes áreas y personal completo, con la colaboración de las Comisarías 2ª y 3ª de Mercedes, el destacamento local de Gendarmería Nacional y de Curuzú Cuatiá.


Personalidades y autoridades destacaron los valores del cura cantor

Personalidades y autoridades, cada una a su manera, lamentaron la partida del cura y poeta chamamecero. Entre ellos, el gobernador de la Provincia, Gustavo Valdés, y el humorista Luis Landriscina.

Ayer por la mañana, el primero expresó luego de la conferencia por la situación epidemiológica en Casa de Gobierno: “Se nos fue un grande el día de ayer, fue un poeta, un hombre santo, el que mejor pintó la correntinidad”. Tras reproducirse un video de su participación en la Fiesta Nacional del Chamamé en enero último, resaltó: “Nos ha dejado todo su legado a esta gran Nación Chamamecera. Gracias, paì Zini.

En cambio, del segundo se conoció un audio de WhatsApp en el que el cuentista chaqueño manifestó que lo sacudió la noticia. Sin embrago aseguró que “la Virgen de Itatí lo estaba custodiando para llevarlo junto al Señor. Creo que ya lo estaban esperando allá (el Cielo)”. Para él, Julián representaba a un Cristo con micrófono porque “la obra que hizo para evangelizar era la de Jesús”. Y señaló: “Igual vamos a rezar por él, está condenado a vivir en la memoria de la gente por las obras que hizo.

Va a hacer que las siguientes recurran a él para escuchar su sabiduría, para reencontrarse con su identidad, con las buenas acciones, así que dentro de todo estar felices porque ya está en el Cielo”.

Fuente: Diario época

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