La tercera edición del ciclo organizado por la Universidad Nacional de Tres de Febrero se multiplicará en 124 sedes de 23 países y contará con la participación de unos 400 artistas. El proyecto expositivo propone una pluralidad de perspectivas y planteamientos artísticos locales hacia y desde los territorios originarios.

Inscripta en una cartografía expandida por cinco continentes, con la muestra “La escucha y los vientos”, que retoma el trabajo artesanal de los pueblos originarios en diálogo con otras artes, la memoria y la resistencia, arrancó ayer en Salta la tercera edición de Bienalsur, el ciclo organizado por la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref) que se multiplicará en 124 sedes de 23 países y contará con la participación de unos 400 artistas.

Con la presencia de Aníbal Jozami, director general y rector de la Untref; la directora artística Diana Weshchler; el embajador de Alemania, Ulrich Sante; Sabrina Sansone, secretaria de Cultura de la provincia; y la curadora Andrea Fernández, entre otros, dio comienzo en el Museo Provincial de Bellas Artes Lola Mora esta tercera edición de la bienal, que según los organizadores tendrá una “cartografía propia, un territorio y recorrido específico” desde este mes y hasta diciembre próximo.

“Estamos planteando que todos los sectores que estaban postergados en el mundo cultural puedan tener su lugar -sostuvo Jozami, a cargo de las palabras iniciales en el marco de la apertura-. Queremos cambiar la dinámica del mundo del arte, cambiar las dinámicas del mundo de la cultura. Defender el derecho a la cultura y el derecho a diversidad. El derecho de la cultura es base de muchos otros derechos humanos, pero generalmente no se tiene en cuenta”.

“Lo que nos estamos planteando es que el arte de los pueblos originarios entre a una de las instituciones más importantes de la provincia, que pueda ocupar el mismo lugar que otras expresiones del arte”, resaltó el director general y rector de la Untref en alusión a “La escucha y los vientos. Relatos e inscripciones del Gran Chaco”, la muestra insignia de esta edición donde resuenan los ejes tradicionales de la propuesta de Bienalsur: la conciencia ecológica, las constelaciones fluidas, los modos de habitar, los mundos digitales y las políticas del arte.

“Qué mejor lugar que Salta para tal encuentro entre la diplomacia y la gente. Salta, una ciudad llena de historia y una provincia donde aún hoy se encuentran las huellas de las diferentes culturas que cohabitan este espacio hace mucho tiempo. Muchas veces ese encuentro entre diferentes culturas, por ejemplo entre los conquistadores europeos y la población local fue un verdadero choque. Sin embargo, el encuentro entre culturas también se puede producir de otra manera y dar otros resultados”, sostuvo por su parte el embajador alemán, Ulrich Sante.

La muestra está integrada por textiles realizados por mujeres del pueblo wichí que son parte del colectivo Thañí, de comunidades de la zona de La Puntana y Alto La Sierra del Municipio Santa Victoria (Salta), y también por ceramistas del pueblo chané Orembiapo Maepora. Lleva curaduría de la argentina Andrea Fernández (Neuquén, 1983) radicada en Salta y la alemana Inka Gressel, y se exhibe en el Museo Provincial de Bellas Artes Lola Mora de la capital salteña, una institución que mañana, día de la declaración de la independencia, cumple 91 años.

La exhibición tiene como antecedentes las actividades de Fernández, quien desde 2015 comenzó a trabajar -en Santa Victoria Este, norte de Salta- con artesanas del pueblo wichí en gestión cultural comunitaria y economía social, articulados con la investigación artística y etnográfica. Y por otro lado, el interés de Gressel que desde la Documenta 12 de Kassel estudia las narrativas globales en los textiles.

Ambas se conocieron en 2019, y fue en ese entonces que la alemana invitó a la artista tucumana a presentar una muestra en la ifa-Galerie de Berlín (Instituto para las Relaciones Culturales Internacionales de Alemania), de la que es co-directora.

Es así que esta exposición estuvo el año pasado en el ciclo Environment (medio ambiente) del proyecto transdisciplinario “Untie to Tie” (desatar para atar) de la ifa-Galerie, y en su itinerancia llega con más obras a Salta y a la Bienal, para luego seguir recorriendo territorio.

Para esta puesta de trabajo colectivo, convocaron a mujeres de las comunidades wichí y chané a realizar nuevas piezas pensadas para ser expuestas en una sala de arte. En este diálogo y escucha puesto en juego con textiles artesanales, cerámicas, fragmentos de acciones y artefactos, paisajes sonoros, escritos y ensayos audiovisuales, las artesanas y activistas de pueblos originarios de la zona, en colaboración con otros artistas, cineastas e investigadores, reflexionan sobre sus producciones estéticas y los “mensajes vinculados a las luchas por la memoria y los territorios, sus relatos e inscripciones”, anclándolos en el presente.

“La escucha” en el nombre de la muestra remite a una cita de Claudia Briones, tomada por el artista Daniel Zelko en su proyecto “Reuniones”, donde expresa que “la escucha es indispensable para construir otras formas de vida, para construir otras prácticas de memoria”, destacó Fernández a Télam, para luego completar el pensamiento de Briones: “es un momento con mucho futuro también” donde convergen las problemáticas comunes, “en el que no sólo los pueblos originarios están alertando sobre los destrozos que estamos haciendo con el planeta”.

Por otra parte, “nombrar a los vientos” proviene del libro “Las cuatro voces del viento’, escrito a partir de las charlas de la antropóloga Leda Kantor –fundadora de la Radio Comunitaria La Voz Indígena- con el cacique Juan de Dios López, “sobre la espiritualidad del pueblo wichí y la resistencia contra los desmontes”.

“Desde conocer ese trabajo y conocer a Juan, es que supimos que en muchos lugares se afirma que los susurros de la memoria colectiva están presentes en los vientos, desde los cuatro puntos cardinales, y que se dice que los seres humanos podemos escucharlos y llevar en nuestro andar mensajes como canciones que son semillas”, reflexionó Fernández.

El proyecto expositivo propone una pluralidad de perspectivas y planteamientos artísticos locales hacia y desde los territorios originarios. Es un encuentro que confronta lo político, lo cultural, lo medioambiental en un punto de tensión necesario para definir las territorialidades en las que esta muestra se inscribe. Se presenta como alternativa frente a las diversas crisis globales, y en respuesta al discurso artístico hegemónico.

En cuanto a la procedencia de los trabajos expuestos en Berlín, Salta, Paraguay y Bolivia, las curadoras construyen una trilogía con la propuesta de “sumar a artistas de otros puntos del continente americano y artistas alemanes que trabajan con pueblos originarios, especialmente desde investigaciones y experimentaciones textiles”.

“En Asunción comenzamos un diálogo con Lía Colombino para trabajar con piezas de la colección del Museo del Barro y en La Paz proyectamos trabajar con Elvira Espejo en articulación con el Instituto Goethe y el Museo Nacional de Arte”, indicó Fernández.

“El proceso que iniciamos con artistas, artesanas, activistas, comunicadoras e investigadoras a fin del año 2019 fue como elegir un camino no señalizado que atraviesa el monte y que exige aprender a ver lo que antes nos era imperceptible, y también es un camino que se abre en el andar. Este recorrido nos llevó a reflexionar sobre distintas identidades que conviven en un mismo territorio y así fuimos entrando y saliendo del rol de ser ´el otro´”, señaló. Y agregó: “La propuesta curatorial invitó a realizar creaciones colectivas a partir de diálogos que proponen a la escucha (de relatos y sentires) como una acción fundamental, urgente”.

Organizada por la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref), Bienalsur nació en a fines de 2015 como herramienta de integración y modificación de las reglas del mundo de la cultura, una tarea encarada por su director general y rector de la Untref, Aníbal Jozami, y la directora artística Diana Wechsler.

Fuente: Telam

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