Acorralado por un par de policías, intentó un desesperado acto para huir. Tomó un cuchillo con una hoja de metal de unos 25 centímetros y, amenazante, se arqueó y quedó listo para atacar. Tras insultar y amenazar a los uniformados, se trenzó en lucha. La experiencia y el entrenamiento del oficial permitió el desarme y la detención sin más lesión que algún rasguño. Pudo haber sido una tragedia. Fue sólo un arresto peligroso.

La historia del final feliz tuvo un comienzo de incógnitas y un desarrollo de tensión. El móvil C-116 del GIR (Grupo de Respuesta Inmediata) circulaba por avenida Garay con tres ocupantes: el oficial principal Julio Casafús, el cabo Juan Aveiro y el cabo primero Sergio Barberán.  Al llegar a Hernandarias, los efectivos observaron una motocicleta 110 cc con dos ocupantes en actitud sospechosa. Los policías intentaron identificarlos pero se dieron a la fuga.

En el loco escape, los motociclistas toman Zárate con dirección al Norte. La camioneta se puso a la par y el oficial Casafús repitió la orden de detención. No hubo respuesta. Entonces toman de contramano por la avenida colón hasta llegar a El Cano.

Tras doblar a muy alta velocidad, la motocicleta derrapó. Golpeado, uno de los motociclistas (Mario Alberto B., de 36 años y con domicilio en el barrio San Marcos) quedó desparramado en el suelo.

Sin embargo, el otro motociclista continuó su escape a la carrera. Sin mediar consecuencias, ingresó a una vivienda de cuyo interior dos mujeres jóvenes salen alteradas por la presencia del amenazante desconocido. Tras contar con el visto bueno de las chicas, dos de los efectivos ingresaron a la casa (el tercer uniformado quedó con el detenido).

Ya dentro de la casa, en una de las habitaciones, los uniformados se toparon con un joven, visíblemente alterado, con un arma blanca en una de sus manos. 

El oficial Casafús le ordenó que deje el cuchillo tipo carnicero que blandía de un lado a otro cuya filosa punta direccionaba en el sentido de los agentes del orden.

“Váyanse de acá. No me van a arrestar. Los voy a cortar”, fue la tajante respuesta del muchacho. El oficial a cargo repitió la orden. Ahora, con la mirada puesta en los ojos del policía a cargo aseguró con énfasis: ““Dejame escapar o te hinco, cana de mier…”

“No te voy a dejar ir. Entregate. No hagas estupideces”, le retrucó Casafús. La reiteración de la orden policial enfureció al joven quien atacó al policía. El oficial veía venir el ataque y, por ello, estuvo preparado: con una certera maniobra de reducción, logró desarmar y aprehender al muchacho. Tras su detención se supo que el cuchillero es Horacio Facundo S., tiene 19 años y vive en Baradero y Cabeza de Vaca.

Con ambos esposados, los uniformados los entregaron en la Comisaría 12. Hasta allí también se llevaron la moto y el cuchillo con el que el joven intentó lesionar al policía.

Finalmente, la fiscal María Andrea González ordenó el inicio de las actuaciones judiciales por el delito de Atentado y Resistencia a la Autoridad.

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