La pandemia, que condicionó el ciclo lectivo 2020, obligó a las escuelas rurales a adaptarse a las dificultades del contexto para asistir a sus estudiantes, conllevó a actos de colación virtuales y hasta determinó que una estudiante de derecho se recibiera de abogada mientras estaba internada por coronavirus.
Desafíos similares atravesó la educación rural de Corrientes: el paraje Buena Vista, en la localidad de Goya, tuvo este año una promoción de 71 egresados del único colegio secundario de la zona.
Su rectora es Noemí Chambor, contó a Telam que “trabajar en contexto rural de por sí conlleva implementar estrategias en el proceso de aprendizaje y el docente rural está acostumbrado a usar la creatividad.”
Chambor consideró que “la familia rural se vio afectada porque no encontró lo que habitualmente encuentra en la escuela: un lugar de socialización”, y esto generó, además, que “en algunos casos los chicos y chicas perdieran el hábito del estudio”, aunque “la gran mayoría continuó el proceso en sus hogares”.
“Esta nueva forma de aprender y desarrollar clases fue todo un cambio, pero salimos adelante”, sostuvo la directiva.
Según su evaluación, “la problemática económica tuvo mayores efectos en las familias más vulnerables, y la deserción escolar será uno de los grandes problemas que deberá afrontar la educación”.
La docente recalcó que “en la conectividad incidió lo económico” porque la comunidad educativa en la que se desempeña “es muy heterogénea”. Si bien en la zona “hay antenas que proveen señal”, el problema radica en tener datos móviles y la tecnología que tengan los aparatos, “también afectan los cortes de luz”, explicó. Para paliar esas carencias debieron “apuntalar con cuadernillos impresos”.
“La educación jamás se cortó, se brindó siempre y se apuntó a la educación emotiva, a la inteligencia emocional y se trabajó con la Covid-19 en la transversalidad”, subrayó.
Con información de Telam
