Natalia Galeano es técnica de laboratorio y de análisis clínicos y comentó cómo vive el personal de salud pública provincial la pandemia de coronavirus.
En su cuenta de Facebook comentó lo que se vive a diario en el control de acceso al puente y en el trabajo de los médicos y profesionales de la salud. Mientras una diputada nacional pidió que se liberen las fronteras entre provincias, Natalia expresó que “la etapa que estamos pasando va más allá de los caprichos de cada uno”.
Natalia realiza testeos rápidos a personas que ingresan a Corrientes en el Puente General Belgrano y contó a través de una publicación en Facebook cómo viven día a día. “No es lindo ver la cara de un paciente que le da positivo”, recordó, criticando que muchos “se desesperan, vienen y exigen un hisopado que lleva tiempo y juran que se cuidan porque llegan con barbijos, alcohol y elementos de seguridad”.
Sin embargo, explicó que cuando se pregunta a quienes contrajeron el virus cómo creen que se contagiaron, aluden a fiestas, encuentros con amigos o reuniones familiares. “Yo también extraño a mi familia, desde marzo no los veo, y es por sentido común, porque no quiero exponerlos, no me junto con mis amigos y voy del trabajo a la casa”, recalcó.
Añadió: “perdimos amistades porque no entienden por qué no podemos juntarnos”, manifestando que “cada uno sabe lo que tiene que hacer, muchos conviven con sus padres y da bronca que no les interese nada”. Natalia expresó que su guardia termina a las 23 y se maneja en bicicleta, por lo que suele pasar y ve “la Costanera llena de gente; yo también extraño el banco de arena, tomar sol, pero la etapa que estamos pasando va más allá de los caprichos de cada uno”.
Habló de los estados de ánimo que transitan los profesionales de la salud, que día a día trabajan en la atención de pacientes. “Nos pasa todos los días de subir y bajar de emociones, de decir que vamos a ponerle garra y después no querer seguir, pero siempre encontramos las fuerzas para seguir para adelante”, dijo.
Estamos en la primera línea, en el frente de batalla, siendo el escudo humano de todo y de todos desde Marzo.
Tenemos un equipazo, tenemos armas, tenemos actitud y muchas ganas de que todo termine bien. Pero también recibimos disparos.
La bomba más grande es el virus, pero también están las críticas, el maltrato y el desinterés de personas que se van cruzando en nuestro camino día a día.
Pacientes que cuando se tenían que cuidar todo era joda y ahora reclaman atención inmediata. No entienden razones, se amontonan, enloquecen por un hisopado que quizás es demasiado pronto para hacer, porque el virus es así, necesita su tiempo, sus días de replicación… y ahí estamos. Recibiendo disparos pero por la espalda, de las personas que intentamos cuidar.
Y si, estamos cansados pero amamos lo que hacemos, por eso seguimos, por eso la mayoría de nosotros vive para trabajar. Nos quedamos después de hora, seguimos contestando mensajes en casa, cargando planillas, haciendo cálculos.
Perdimos en el camino amistades que no entienden el riesgo y la dedicación que implica nuestro laburo, perdimos tiempo en familia, momentos en pareja, feriados a puro Netflix y fines de semana al sol. Todo para estar bajo una carpa que vuela cuando hay tormenta o recorriendo barrios donde parece que terminara el mundo, con un equipo de protección que quema por dentro y con un casco que aturde al hablar.
No nos creemos héroes, no lo somos. Somos seres humanos. Y nos estamos poniendo la camiseta para salir a la cancha todos los días. Solo una cosa pedimos y no son aplausos ni agradecimientos… pedimos que se cuiden! Y por sobre todas las cosas que respeten nuestro laburo. De verdad lo hacemos con todo el corazón…