La nueva modalidad de transporte podría hacerse realidad en poco tiempo. Velocidad, limpieza y silencio, las principales ventajas.
Los taxis voladores están cerca de convertirse en un elemento básico del transporte urbano, ya que mejores baterías y diseños innovadores hacen que sea más barato, más limpio y más silencioso viajar distancias cortas por aire.
Citigroup cree que las ventas de taxis aéreos podrían alcanzar los US$5.000 millones al año para fines de la próxima década.
Ingenieros de las dos compañías de Singapur explicaron cómo podría funcionar: un viajero abre una aplicación y elige entre un puñado de estaciones en una ciudad determinada; volar entre el elegante hotel Marina Bay Sands y la lujosa isla turística de Sentosa fue una opción esta semana. El viajero elige la hora de salida y recibe una confirmación que muestra quién será el piloto.
Cuando los viajeros se presentan en la estación, un escáner biométrico utiliza un software de reconocimiento facial para confirmar la reserva y los pesa para asegurarse de que el vehículo permanecerá equilibrado en el aire. Los pasajeros luego se deslizan para ser transportados por el cielo a su destino. Cuando aterricen, los trabajadores colocarán una batería nueva en la parte trasera del taxi para prepararlo para el próximo viaje. Por supuesto, eso aún está lejos en el futuro, y el presente ofrece desafíos. Las compañías están tratando de ganarse el apoyo de los reguladores y la aceptación pública, que es donde entra en juego la demostración de esta semana.
La estación, llamada Voloport, era elegante y futurista. Las pantallas de video mostraban cuánto tiempo se ahorraría en taxis voladores en comparación con los de ruedas. Un ingeniero explicó que cuando las estaciones están en funcionamiento, los helipuertos se pueden subir y bajar hidráulicamente entre el techo y la planta baja de la estación para un abordaje y un despegue más fáciles.
El Volocopter en sí parece un juguete hecho realidad. En lugar de un rotor gigante en el medio, tiene más de una docena de pequeños rotores ubicados sobre su cabina. Los modelos de demostración eran relativamente pequeños; había espacio para que solo dos personas se sentaran muy juntas, una al lado de la otra.
Uno de los supuestos beneficios de las aeronaves eléctricas como el Volocopter sobre los helicópteros a petróleo es el ruido, o su ausencia. Se cree que los motores eléctricos son menos propensos a molestar a las personas que viven cerca de las estaciones, pero era difícil saber exactamente qué tan silenciosa era la aeronave; el vuelo de demostración nunca se acercó a menos de unos cientos de metros de una multitud de miembros de los medios. Desde esa distancia, sonaba como un abejorro ligeramente más grande de lo normal.
Si bien los viajes aéreos pueden no ser para todos, el director ejecutivo de Volocopter, Florian Reuter, dice que la compañía planea usar el software y la relativa libertad de las rutas aéreas para poder diseñar viajes más lentos y suaves para los pasajeros que lo necesiten. “Podría haber un modo de abuela y un modo de cohete”, bromea.