La ameba “comecerebros” provoca la enfermedad meningoencefalitis amebiana primaria (PAM, por sus siglas en inglés) y causa la muerte en un promedio de cinco días por la destrucción del tejido cerebral.
Tanner Wall, de 13 años, se infectó con la ameba “comecerebros” mientras nadaba en un lago al norte del estado de Florida en Estados Unidos. El parásito ingresó por su nariz y le produjo un daño irreparable en los tejidos que causó su muerte a los pocos días de haber contraído la infección.
En diálogo con la cadena televisiva News4Jax, Alicia Whitehill, la madre del adolescente, contó que su hijo estuvo en el lago unos días antes de que su salud se debilitara y que había al menos cincuenta personas en el lugar pero que solo Tanner fue afectado por la bacteria.
La ameba Naegleria fowleri provoca meningoencefalitis amebiana primaria (PAM, por sus siglas en inglés), y causa la muerte en un promedio de cinco días por la destrucción del tejido cerebral. Por lo general, se encuentra en aguas dulces templadas como lagos, ríos y estanques, e ingresa al organismo a través de las fosas nasales.
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A los pocos días de nadar en el lago, Tanner comenzó a sufrir fuertes dolores de cabeza, mareos y vómitos, y su salud empeoró en cuestión de días. Sus padres lo llevaron al Centro Médico Comunitario de Putnam, donde le diagnosticaron faringitis estreptocócica. Dado que su estado no mejoraba, lo trasladaron a un centro de salud de mayor complejidad en Gainesville, donde fue conectado a un respirador.
Según detalló Travis Wall, el padre del adolescente, los médicos en este segundo sanatorio descubrieron la verdadera afección que padecía su hijo y se lo comunicaron a la familia sin rodeos. “Lamentamos decirles esto, pero Tanner no tiene meningitis bacteriana, tiene la ameba parasitaria Naegleria fowleri y no hay cura”, explicaron.
Días más tarde, Tanner dejó de mostrar signos de actividad cerebral y la familia aceptó desconectarlo.
A partir de esta tragedia, sus padres comenzaron una campaña para generar conciencia sobre esta rara infección y exigir que se coloquen en los lagos de agua tibia carteles que adviertan a los nadadores sobre la posible presencia de la ameba.
Fuente: La Nación