Vive en Buenos Aires con su familia porque está en la lista de emergencia nacional y tiene que estar cerca del hospital. Su mamá se quedó sin trabajo y las deudas se le acumularon.

Leandro tiene 10 años, nació en Santo Tomé, Corrientes y hace cuatro años que espera un trasplante cardíaco. Su mamá, Carla Iberlucea, tuvo que trasladarse a Buenos Aires con sus otros dos hijos para seguir el tratamiento y el control. Alquiló un departamento que ya no puede pagar porque se quedó sin trabajo.

El donante de Leandro no llega, y la familia se encuentra en una situación económica desesperante. La atención médica es gratuita y reciben un subsidio del municipio de Santo Tomé, pero solventar el alojamiento, los servicios, la comida y el transporte les resulta imposible. La deuda acumulada supera los 80 mil pesos.

Carla está gestionando una ayuda del gobierno provincial. “Nos están pidiendo que desalojemos el lugar y no tenemos adónde ir. Leandro está estabilizado aguantando la espera. La viene remando. Le pone toda la fuerza para poder llegar bien a la operación. Tiene muchas ganas de vivir y es muy fuerte, pero este problema nos está afectando”, alega.

Leandro no puede vivir en cualquier lugar. La vivienda que ocupe debe reunir las condiciones sanitarias requeridas para poder luego afrontar el trasplante sin riesgos.

Entretanto, el nene, fanático de River va a la escuela pública de su barrio, como una de sus hermanas. Tiene acompañamiento de una docente, pero pasa más tiempo en el hospital que en el colegio, de modo que a sus 10 años, todavía no sabe leer bien.

La afección de Leandro es hipoplasia de ventrículo izquierdo, y tuvo que se operado por primera vez a los cinco días de su nacimiento y por segunda a los cinco meses. La patología fue detectada cuando estaba en el vientre de su madre. Es una cardiopatía rara y compleja. Se trata de una malformación congénita por la que resulta afectado el flujo normal de la sangre por el corazón. El ventrículo izquierdo no se termina de desarrollar y es muy chico, la válvula mitral o la válvula aórtica no se forman o son muy pequeñas. A pesar de los intentos repetidos de solucionar su problema por medios quirúrgicos, la única esperanza es un trasplante de corazón.

No es la primera vez que Carla y Leandro apelan a la solidaridad. Para solventar su viaje a la Capital, se organizaban en su ciudad natal ventas de pollos, empanadas y repostería. Así pudieron reunir parte del dinero para la mudanza. Ahora, esperan repetir el éxito de la campaña y sostenerse hasta que llegue un corazón.

Para ayudar a Leandro
+5493756565299

Deja un comentario