Adela Sanagachi vive en Formosa. Orgullosa, cuenta cómo superó los prejuicios y los desafíos de la tecnología hasta conseguir su meta.
Adela Sanagachi ya es enfermera. Esta mujer qom de 43 años se recibió en medio de la pandemia de coronavirus en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de Formosa.
Desde su casa, en el barrio Namqom, rindió el último examen a través de la aplicación Zoom. “Me costó mucho llegar a esta meta. Tengo que agradecerle a mi madre más que a nadie que siempre me repetía ‘tenés que estudiar para ser alguien en esta vida”, cuenta a TN.com.ar Adela.
El final lo tendría que haber dado en mayo, pero por la cuarentena, se postergaron las llamadas a mesas de exámenes y finalmente, el 3 de julio, pudo rendir “Didáctica en enfermería” y cumplió así uno de los sueños de su vida.
En su familia, desde chica, siempre se le inculcó que las puertas se abren con el estudio. Para lograrlo, tuvo que sortear muchas dificultades que hicieron de sus años en la facultad, un camino por momentos sinuoso. En 2005 se recibió de auxiliar de enfermera sin saber que esos conocimientos la ayudarían para asistir a su madre cuando enfermó.
Esa fue la primera vez que tuvo que abandonar la carrera. “En 2011 tuve que dejar los estudios para acompañarla durante la diálisis. Nos mudamos para hacer el tratamiento y siempre estuvo con ella. Antes de morirse, me volvió a decir que tenía que terminar la carrera. ‘Estudiá por vos’, repitió”.
Como auxiliar de enfermera consiguió trabajo en 2009 en el Centro de Salud Namqom que está ubicado sobre la ruta Nacional 11 de la ciudad de Formosa. Allí conoció a otros enfermeros que la alentaron a seguir estudiando cuando por alguna circunstancia se le hacía difícil seguir adelante.
También allí se enamoró de su marido Timoteo García con quien tiene un hijo de cuatro años. “Él es Agente Sanitario y además de mi mamá, es quien más me apoyó y alentó para que terminara la carrera”.
Universidad pública y acceso a la tecnología
Adela explica que lo más complicado para ingresar a la facultad es el cambio cultural: “Cuando empezás a estudiar siempre hay una barrera ya sea por el miedo a la tecnología o los cambios en la sociedad”.
Además, explica que si bien ella nunca se sintió discriminada y eso no ocurre en la carrera de enfermería, hay discriminación en otras áreas de la universidad. Frente a las dificultades que pueden surgir para los estudiantes de pueblos originarios que llegan del interior a la capital, Adela advierte que hay una organización estudiantil conformada por jóvenes de las etnias qom, wichí y pilagá que se encarga de apoyar y ayudar mucho a los que vienen de diferentes localidades. “Se trata de la Comisión Interétnica de Estudiantes de Pueblos Originarios que trabaja para acompañar a los alumnos que llegan a la universidad”.
De esa comisión forma parte su hermano Delfín que también la acompañó y cuidó a su hijo para que ella pudiera rendir el último examen de la carrera mientras su marido trabajaba.
El apoyo que recibió Adela de su madre, hermanos, marido y cuñadas se ve traducido en el aliento que ella le da a otro jóvenes para que no abandonen los estudios.”Yo les digo que ellos están más adaptados a la tecnología. Que sigan por más que sientan a veces que la gente los mira. ‘El titulo va a decir tu nombre, no el de ellos’”, les repito.
Adela explica que después de tener a Feliciano Enrique, que ya cumplió 4 años, tuvo que postergar la maternidad y esperar para tener otros hijos. Todo para poder seguir estudiando. “Mis cuñadas lo cuidaban de bebé para que yo pudiera quedarme en la facultad haciendo los trabajos en las computadoras de la biblioteca y después ir a trabajar”.
Fueron muchas las dificultades y momentos duros que atravesó Adela antes de conseguir el título. El año pasado, en el último de la carrera tuvo un embarazo de riesgo. “Tuve preclamcia y perdí el bebé. Ahora tengo 43 y no puedo tener más hijos”.
Trabajando como enfermera y con el objetivo de seguir capacitándose profesionalmente, en agosto empezará a cursar la Licenciatura en Enfermería. “Mi sueño en un principio había sido ser médica, pero no pude. De todos modos, conseguí el título de enfermera universitaria y ahora voy a arrancar con la licenciatura que son dos años más”.
El 3 de julio cumplió la primera meta profesional y si proponérselo es un ejemplo.”Mis compañeras me dicen que soy una buena influencia, pero yo creo que la clave está en ponerse la camiseta. El cambio está en uno mismo, yo incentivo a mi gente a que estudie porque es lo que abre puertas”.
Antes de terminar la comunicación con TN.com.ar, Adela vuelve a insistir con el mensaje de aliento: “‘Vos valés’. Eso es lo que quiero que sepa mi hijo, que ojalá también estudie y se reciba de lo que quiera. Tiene todas la carreras para elegir lo que quiera hacer y ser en la vida”.
Fuente: TN