El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó que, cuando sea certificada una vacuna contra el coronavirus su aplicación a la población del país “no será obligatoria y punto final”. Con esta afirmación, el mandatario brasileño una vez más minimizó la peligrosidad de la enfermedad y ratificó su posición respecto de la pandemia.

Brasil, uno de los países más afectados por la pandemia, acumula ya unos 154.000 fallecidos y 5,2 millones de casos, una incidencia que llevó a cinco grandes laboratorios trasnacionales a testar entre los brasileños las posibles vacunas que están en desarrollo.

Bolsonaro, uno de los líderes mundiales más negacionistas frente a la gravedad del coronavirus, que él mismo contrajo en julio pasado y superó, destacó en un intercambio con un pequeño grupo de seguidores que, cuando exista, la vacuna no será obligatoria en el país.

“El programa nacional de vacunación es de 1975” y, si bien la ley actual “incluyó la cuestión de las pandemias, es muy clara y dice que quien define (sobre la obligatoriedad) es el Ministerio de Salud”, dijo el primer mandatario brasileño.

Asimismo subrayó que el titular de esa cartera, el general Eduardo Pazuello, “ya dijo claramente que esa vacuna no será obligatoria y punto final”, posición que coincide con la sostenida por algunos grupos de ultraderecha que forman su base política.

Bolsonaro se valió del comentario sobre la vacuna para burlarse del gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, que firmó un acuerdo para el desarrollo de un antídoto contra el Covid-19 con la empresa china Sinovac y defiende la obligatoriedad de la vacunación. “Hay un gobernador que se titula como médico de Brasil y dice que será obligatoria, pero no será”, disparó.

“La vacunación, cuando estemos en condiciones, después de que sea aprobada por el Ministerio de Salud, con comprobación científica y validada por la Anvisa (Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria), será ofrecida a Brasil de forma gratuita, pero no será obligatoria”, insistió Bolsonaro.

También dio a entender que Brasil pudiera no estar entre las primeras naciones que cuenten con la vacuna. “El país que ofrezca esa vacuna primero deberá vacunar en masa a los suyos y después ofrecer a otros países”, indicó el presidente, capitán de la reserva del Ejército que, además, llegó a comparar el antídoto contra el coronavirus con el material bélico.

“Es como en el área militar. Usted solo puede vender un producto bélico después de usarlo en su territorio y, de forma comprobada, demostrar su eficacia”, indicó.

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