El seleccionado argentino masculino de básquetbol alcanzó ayer los cuartos de final de la competencia en los Juegos Olímpicos de Tokio, al derrotar claramente a su par local de Japón, por 97-77, en un partido correspondiente a la última fecha de la zona C en la etapa clasificatoria.
De esta manera, el equipo albiceleste, que dirige el DT bahiense Sergio Hernández, obtuvo el pasaporte como uno de los mejores terceros (el otro resultó Alemania) y se medirá mañana a las 9.00 ante Australia, según el sorteo que se realizó tras finalizar la fase de grupos. En esa llave de semifinales, estará el ganador de España-Estados Unidos.
El capitán Luis Scola, máximo goleador histórico del seleccionado, resultó –una vez más- la principal referencia de ataque del combinado albiceleste, con un saldo de 23 puntos (4-13 en dobles, 5-8 en triples), 10 rebotes, un recupero y un bloqueo en los 26 minutos que permaneció en cancha.
Mientras que el armador cordobés Facundo Campazzo (Denver Nuggets, NBA) redondeó otra más que aceptable producción, con una planilla de 17 unidades (0-2 en dobles, 5-9 en triples, 2-3 en libres), 11 asistencias y 7 rebotes en 25m., según consignó el sitio oficial del torneo.
El interno bonaerense Marcos Delía, en tanto, asumió un inesperado rol protagónico durante buena parte del primer período y finalizó con un convincente balance de 14 tantos (6-9 en dobles, 2-2 en libres), 7 rebotes, un robo y una tapa en 23m.
El triunfo argentino, más allá de algunos altibajos exhibidos durante ciertos pasajes del cotejo, no estuvo nunca comprometido.
Porque el elenco japonés, que dirige el DT argentino Julio Lamas (exentrenador del seleccionado albiceleste en Londres 2012), mostró ser un conjunto liviano, con una contextura física menor a la de su oponente y con un tándem de figuras como Rui Hachimura (Washington Wizards) –Yuta Watanabe (Toronto Raptors), que sólo funcionó, de a ratos.
Así y todo, Argentina exhibió errores que se repitieron de los encuentros anteriores con Eslovenia (100-118) y España (71-81).
El equipo abusó de la incidencia del tiro exterior (14-36 en triples) y no tuvo fluidez en la circulación. Además prefirió no cargar el juego con penetraciones hacia el canasto adversario, más allá de que las licencias que otorgaba Japón permitían ilusionarse con obtener mayores réditos en esos eventuales “uno contra uno”.
El equipo albiceleste también fue permeable en defensa (a excepción del primer cuarto) y le posibilitó ‘correr la cancha’ a un combinado asiático que tuvo en Yudai Baba (18 tantos, 7 rebotes y 3 asistencias) a su principal arma.
Fuente: Diario El Litoral