No es la primera, ni la última persona en comprar cosas en internet y llevarse una desagradable sorpresa. Las publicidades pueden ser engañosas o los artículos no ser los mismos que aparecen en las páginas web, pero lo que también puede pasar es que uno no lea las descripciones.

Karla, una usuaria de Twitter, conto su experiencia al comprar una bicicleta a un excelente y bajo precio. Cuando la fue a retirar se llevó una desagradable sorpresa, al enterarse que esa ganga que consiguió terminó siendo un adorno. “No compren nada por Internet”, advirtió.

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