Cada 29 de septiembre, muchas familias celebran la costumbre de reunirse para comer un plato de una comida muy popular en Argentina: los ñoquis (“gnocchis” originalmente), cuya herencia es fruto de la inmigración italiana.
Se trata de una de las pastas preferidas de los argentinos. Los de papa son los más tradicionales, pero existen quienes se aventuran a cocinarlos usando otros vegetales, como la espinaca o la remolacha.
Para comerlos, además de la fecha específica del mes, existe otra tradición menos frecuente que dicta que hay que poner dinero debajo del plato, ya que hacerlo traería buenos augurios al comensal. Pero, ¿De dónde vienen estas costumbres?
Las teorías se bifurcan
Hay quienes aseguran que la costumbre data del siglo VIII en la región de Veneto, al noreste de Italia. La tradición cuenta que San Pantaleón, un joven médico, se convirtió al cristianismo y comenzó a peregrinar, tratando enfermos de la zona y practicando curaciones milagrosas por las que más tarde sería canonizado.
Una noche, se acercó a una familia de campesinos para pedirles un poco de pan. Ellos lo invitaron a comer y, aunque eran muy humildes, le sirvieron un plato de ñoquis. El santo se sintió tan agradecido que les predijo un año de pesca y buenas cosechas.
El augurio, profesado un 29, se terminó cumpliendo, por lo que desde ese entonces se conmemora la visita para asegurar que la buena producción continúe.
La segunda teoría es mucho más terrenal y tiene que ver con que, generalmente, a fin de mes las personas de pocos recursos tienen el dinero justo. Por eso, eligen platos que puedan prepararse con ingredientes baratos, como la papa y la harina.