El Gobierno neerlandés “considera que el heredero al trono puede casarse con alguien de su mismo sexo y no renunciar a su derecho al trono”, indicó este miércoles el premier en una carta dirigida al Parlamento.

El Gobierno de Países Bajos, el primer país que legalizó el matrimonio igualitario en 2001, informó que los herederos al trono neerlandés pueden casarse con alguien de su mismo sexo sin perder sus derechos de sucesión, declaró este miércoles el primer ministro, Mark Rutte.

El Gobierno neerlandés “considera que el heredero al trono puede casarse con alguien de su mismo sexo y no renunciar a su derecho al trono”, indicó este miércoles el premier en una carta dirigida al Parlamento, citada por la agencia de noticias AFP.

Si bien el matrimonio igualitario es legal en Países Bajos desde hace veinte años, los matrimonios de la familia real requieren la aprobación del Parlamento.

El anuncio se hizo luego de que los diputados neerlandeses pidieran a Rutte un pronunciamiento al respecto, tras la publicación del libro de un especialista en derecho constitucional que estimaba que la princesa heredera Amalia, de 17 años, debía ser apartada de la sucesión al trono si se casaba con una mujer.

“El Gobierno no considera que un presunto heredero o el monarca deban renunciar al trono si él/ella desea casarse con una pareja del mismo sexo”, puntualizó Rutte, quien, sin embargo, admitió que la cuestión es “un poco más complicada” en el caso los derechos de sucesión de los hijos de una pareja real homosexual.

En ese sentido, la Constitución podría “entrar en conflicto con el derecho de la familia”, manifestó el premier en televisión, aunque indicó que el Gobierno y el Parlamento podrían examinar la cuestión si se presentara tal eventualidad.

El pasado junio, la princesa renunció a su derecho a una renta anual de 1,8 millones de dólares porque se sentía incómoda con la idea de recibir esa suma antes de asumir plenamente sus responsabilidades reales, mientras que otros estudiantes lidian con problemas financieros.

Ante la polémica, Amalia, la hija mayor del rey Guillermo Alejandro y de la reina Máxima, guardó el silencio.

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