El río Paraná descendió otros tres centímetros en las últimas 24 horas frente al puerto de la capital entrerriana, por lo que se mantiene con una altura de -17 centímetros (debajo del nivel del mar), lo que configura la peor situación hídrica detectada desde 1944, cuando llegó a -1,40 metros.
También bajó a la altura de las ciudades entrerrianas de Diamante y La Paz, y se mantiene lejos de sus niveles normales frente a Victoria.
La bajante actual mantiene al río lejos de su nivel de aguas bajas (2,30 metros) y de su altura promedio en julio (3,10 metros) en Paraná, por otra parte ya superó las marcas de 1971 (0,50 metros), las de 2020 y 1970 (0 metros), y hay que remontarse a 1944 para registrar una situación peor que la actual.
Ese año el río marcó -1,40 metros frente a Paraná, al igual que en Diamante (-1,38), Victoria (-41) y en La Paz (-1,11). El Instituto Nacional del Agua (INA) indicó que persiste una “perspectiva al 30 de septiembre netamente desfavorable, con probabilidad cierta de extenderse en los subsiguientes cuatro meses, por lo menos”, es decir, hasta enero del 2021.
El INA apuntó que julio será “especialmente crítico” y espera impactos en “las tomas de agua para consumo urbano, para refrigeración de centrales de generación eléctrica y de procesos industriales”.
También alertó sobre problemas en “a navegación fluvial, fauna íctica, estabilidad de márgenes” y una “exposición a incendios en márgenes e islas”.
“Esto genera mucha preocupación, es una bajante histórica que impacta en el agua potable y esto es lo más urgente que hoy nos ocupa, además de lo ambiental”, dijo el gobernador Gustavo Bordet, y precisó que está “en contacto permanente con todos los intendentes” de la vera del río.
Bordet afirmó que “claramente hay un cambio climático, fundamentalmente en las nacientes de los ríos con la deforestación, y con un cambio en los suelos y en los sistemas de cultivos que modifica las condiciones ambientales”.
Fuente: Norte Corrientes
