Así estudió todo el año Gualterio, un chico de 13 años que vive en Entre Ríos. Siempre entregó los deberes a tiempo y tiene muy buenas notas. Conocé más de esta historia que llegó al portal de periodismo ciudadano.

No poder ir a la escuela por la pandemia del coronavirus para Gualterio no fue un impedimento para estudiar. Como tampoco no tener Internet en su casa. Lejos de quedarse quieto, resolvió el problema y durante todo el año se subió a un molino donde tenía señal para recibir y mandar la tarea.

Este nene de 13 años vive en una zona rural de la provincia de Entre Ríos. Cursa primer año en la Escuela Agrotécnica N° 2 Justo José de Urquiza. Casi no conoce a sus profesores ni a sus compañeros, porque, al igual que la mayoría de los alumnos de todos el país, fue solo cuatro días a la escuela antes de que se decretara la cuarentena.

Sin embargo, sus ganas de aprender y progresar lo mantuvieron “conectado” con sus profesores durante todo el año. Los docentes todavía no cerraron las notas, pero seguramente Gualterio pasará de año por las buenas calificaciones que consiguió gracias al sacrificio, la lucha y la perseverancia.

Su historia la hizo conocida Arturo Barhich, el profesor de historia y geografía. “A mis alumnos los pude ver solo cuatro días. Con muchos hicimos videollamadas, pero como Gualterio no tiene Internet, solo nos comunicábamos por WhatsApp. Es un chico especial, con unas ganas enormes de estudiar y progresar”, contó el docente en diálogo con TN y La Gente.

Pese a las dificultades nunca se atrasó con la tarea y la entregó siempre a tiempo. Se subía al molino para recibirla, se bajaba, hacía los deberes, y volvía a subirse para entregarla. Así, todo el año con todas las materias.

Al adolescente le encanta cantar y tocar el bombo y la guitarra, esos fueron sus aportes para los actos escolares virtuales. “Es muy buen recitador”, agregó Arturo.

Gualterio vive a 60 kilómetros de la escuela, por eso, al igual que muchos de sus compañeros cuando vuelvan al colegio, tendrá que quedarse a dormir allí. “Hay un internado para chicas y otro para chicos. Vienen los domingos a la noche y se quedan hasta el viernes a la tarde. Por eso, además de profesores, muchas veces hacemos de papás. Hay que acompañarlos, contenerlos y escucharlos porque están lejos de sus familias”, dijo Arturo quien es maestro hace 25 años y en la escuela Agrotécnica hace 11.

Para este docente Gualterio es un ejemplo. “Nos enseña el camino a los grandes. Y nos demostró que todo se puede”. Al finalizar la charla, Arturo contó que recibió el llamado de un legislador quien le pidió todos los datos de la familia para conseguir que el servicio de Internet llegue a la casa del estudiante.

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