Al ser la obesidad tan rara en aves silvestres, los especialistas pensaron que había escapado de una pajarera, pero tras observar su comportamiento no encontraron signos de una vida en cautividad.
Hace unas semanas, un transeúnte encontró en una zanja en Inglaterra a un búho empapado que era incapaz de volar. El animal fue trasladado al Santuario de Búhos de Suffolk, al este del país, donde determinaron que se trataba de un mochuelo europeo, especie clasificada por los ornitólogos como Athene noctua.
El ave, una hembra, pesaba 245 gramos, es decir, un tercio más que un mochuelo adulto y sano, y lo que le impedía volar con normalidad no era ninguna lesión, sino la gran cantidad de grasa acumulada en su cuerpo.
Este gran exceso de peso, tan inusual en búhos silvestres, hizo pensar a los especialistas que podía tratarse de un animal doméstico que había escapado de un aviario. Sin embargo, no encontraron en el animal ningún chip de identificación ni en su comportamiento signos de que había tenido una vida en cautividad.
Así, tras semanas de observación, constataron que el mochuelo no estaba familiarizado con los pollitos amarillos que se suelen utilizar para alimentar a estas aves rapaces confinadas en pajareras.
“Tomaba rápidamente los tipos de alimentos silvestres, como ratones oscuros, por lo que estamos seguros de que este puede ser un caso inusual de obesidad natural”, explicó el santuario en su página de Facebook.
De esta forma, todo apuntaba a que el estado del animal se debía a una abundancia de alimentos encontrados en su entorno natural. Una investigación posterior descubrió que el área donde fue rescatado estaba plagada de ratones de campo como consecuencia de un diciembre cálido y húmedo.
El búho fue finalmente puesto en libertad, no sin antes ser sometido a una estricta dieta de semanas de duración hasta que alcanzó un nivel de peso saludable.