Rosa está detenida desde el pasado 7 de septiembre, acusada de haber querido matar a su bebé recién nacida que apareció ese día apuñalada en la Costanera Oeste de Posadas, Misiones. Ella no recuerda qué pasó. Cuando la encontraron estaba en una crisis nerviosa y “fuera de sí”, y por eso creen que se trató de un brote psicótico.
Dos días antes, Rosa había ido al hospital Ramón Madariaga por un dolor de estómago y terminó pariendo. Su familia no sabía que estaba embarazada, ya que pesar de estar a término casi no se le notaba la panza. A partir de ese día, Rosa vivió una serie de violencias por parte de la institución médica, la Policía, la Justicia y hasta de los medios de comunicación de la provincia.
En el hospital ella denuncia que la maltrataron, no le brindaron apoyo psicológico ni psiquiátrico, le dieron el alta a los dos días de haber parido sin ningún acompañamiento y sin darle ninguna información a su familia. Además, denuncian que en la comisaría donde fue detenida la golpearon y la torturaron, a tal punto que debió ser otra vez internada y la intervinieron de urgencia en el mismo hospital donde la habían violentado.
El principio de la agonía
Rosa se levantó con dolores de estómago a las 9 de la mañana del sábado 5 de septiembre. Despertó a S., quien duerme a su lado en el departamento que comparten en la ciudad misionera de Posadas y le dijo que se sentía mal, que iba a ir a atenderse al hospital. Le pidió que se quede a cuidado de G., el hijo de 3 años de ambos. Pero cerca del mediodía S., preocupado porque no tenía noticias de Rosa, llamó a la mamá de ella y le pidió que vaya a buscarla al Hospital Favaloro, cercano a su casa. Allí no había ninguna paciente con su nombre. Tampoco en el Ramón Madariaga ni en el Sanatorio Posadas ni en el Clínicas. A Rosa se la había tragado la tierra.
Horas más tarde, su hermana L. logró dar con ella través de Facebook. Rosa le envió tres mensajes, el primero decía “Conseguí un cel”, el segundo era una foto de ella en una camilla en un hospital y el tercero completaba “Favaloro”. Gracias a la imagen, L. reconoció el lugar, que no se trataba del Favaloro sino del Hospital Materno Neonatal, parte del Hospital Ramón Madariaga.
“Fuimos hasta allí y nos dijeron otra vez que no estaba. Les mostramos la foto y les dijimos que ya no busquen por la base de datos porque evidentemente no estaba registrada, pero que el fondo de la foto mostraba que había sido tomada en una de sus salas, que ella estaba ahí. En el hospital nos dijeron que no tenían ninguna orden judicial para buscarla y nos mandaron a nuestras casas”, contó L. a minutouno.com.
La familia no supo más de Rosa hasta el 7 de septiembre. El mismo sábado denunciaron en la brigada de Posadas su desaparición y aportaron los mensajes y la foto de ella en el hospital, pero la Policía ni siquiera se acercó al lugar para preguntar por su paradero. Lo que pasó mientras estuvo en el hospital y los dos días que siguieron para ellos aún es una incógnita.
Según los registros médicos, Rosa -quien en verdad no se llama así sino que es un seudónimo para preservar su identidad- ingresó a la institución con un DNI de otra persona, P.G., de quien sería amiga, y allí parió.
Su abogado, Manuel Rondón, explica que si bien está acreditado en la causa que ingresó una mujer con ese documento, no hay todavía un testigo que lo corrobore. Sí se incorporó en el expediente el alta médica, un papel que prueba su internación que fue firmado por ella con su nombre verdadero.
“Hay una negligencia por parte del hospital de no constatar que ella ingresa con un DNI que supuestamente no le pertenece pero firma con su nombre. Además, en la foto del DNI se ve otra persona”, advierte el abogado y señala además la responsabilidad del hospital al haberle dado de alta a ella y a la bebé sin que tengan un acompañante.
En ese sentido, Rondón advirtió: “Todavía es incierto el nombre del médico que le dio el alta. La atendieron como 5 médicos y se pasan la pelota uno al otro de quien fue. Lo que sí se sabe es que no se le hizo ningún control, ni chequeo psicológico para determinar si Rosa estaba en condiciones psicológicas para darle el alta”. Asimismo, la defensa busca ubicar quien le prestó el teléfono con el que se comunicó con su hermana.
Mariana Pizarro, del Colectivo de Acción Contra Las Violencias de Géneros, que acompaña a Rosa y a su familia desde el inicio, enfatizó: “Dieron de alta a una persona que acababa de sufrir una cirugía mayor con un bebé sin que haya ninguna otra persona adulta responsable y sin ninguna evaluación que permita ver su estado mental. Una persona que acaba de ser operada no está en condiciones de encargarse de un bebé e irse sola a un hospital caminando”.
Pizarro remarcó que este no es un caso aislado, sino que es algo que se repite. “Hay una enorme violencia hacia las mujeres que están en situación de gestación, parturientas o que atraviesan el puerperio”, expresó.
La detención
Cerca de las 14.30, Rosa llamó por teléfono a S.. y le pidió que vaya a su departamento. Cuando llegó él, con el resto de la familia, la encontraron en medio de una crisis nerviosa. “Estaba en un total estado de shock. Yo nunca la había visto así, temblaba, estaba fuera de sí, lloraba, sólo decía mi bebé. Se arañó toda, lloraba y se tiraba de los pelos. Intentamos frenarla, a mi y a mi cuñado también nos araño y golpeó”, contó su hermana.
La familia dio aviso a la Policía de su aparición y pidió apoyo psicológico para Rosa. “En ese momento nosotros no indagamos qué había pasado porque estaba muy mal, no era ella”, dijo L. Tras atenderla, la psicóloga de la Policía les recomendó que la lleven al médico, que finalmente la derivó a una clínica privada para que le realicen estudios.
Mientras todo eso ocurría, un instructor de gimnasia encontró a una beba recién nacida con un puñal incrustado en el pecho, envuelta en mantas dentro de una bolsa de residuos en Costanera Oeste de Posadas. Esa noche la Policía llegaóa la casa de Rosa y se la llevó detenida por intento de homicidio de su hija.
“Nos tomó por sorpresa cuando vino la Policía y nos dijo que habían encontrado a la niña. Hasta ese momento no sabíamos que ella había dado a luz, se nos cayó el mundo encima”, contó L.
“Hoy los psicólogos y especialistas médicos de nuestro equipo creen que Rosa tuvo una psicósis posparto. Nuestra preocupación es que ella no pudo ser atendida por ningún profesional de la salud mental aún”, admitió el abogado.
Desde el momento en que la detuvieron, Rosa transitó un nuevo infierno de violencias y negligencias judiciales. La Policía no le hizo los chequeos médicos correspondientes para evaluar si está en condiciones de ser alojada en una comisaría. En la seccional 19° sufre maltrato y golpes por parte de las otras internas, según el abogado, “con la complicidad del personal de custodia que le abrió las celdas”.
Tuvo una perdida y se desangró. La familia de Rosa cuenta que la encerraron en un baño ensangrentada por horas y le tiraban agua. “No sabemos si la hemorragia la tuvo por los golpes porque no pudimos acceder aún al reporte médico, pero acababa de dar a luz y le dieron trompadas en la panza, en todo el cuerpo. El actuar doloso de la custodia es muy grave”, dijo Rondón.
El día 9 de septiembre internaron nuevamente a Rosas en el hospital Madariaga, donde fue operada de urgencia. Según el abogado le hicieron un legrado. Según cuenta la familia, le quitaron el útero entero. Aún no hay precisiones sobre por qué desde el hospital se negaron a brindarles información ni un parte médico. La tuvieron incomunicada por casi 10 días.
“No le permitieron acceder a los familiares a verla, bajo el pretexto que estaba incomunicada. La incomunicación la dispone un juez por resolución en casos extremos pero en este no fue así. Cuando ingresó estuvo en terapia intensiva 3 días y luego la trasladaron a una sala, donde tampoco los dejaron verla”, relató el abogado. Luego de presentar un hábeas corpus lograron que permitieran visitarla. El hospital tampoco permitió que la atienda un psicólogo particular, pese al pedido de la familia en sede judicial.
En el mismo hospital está internada la beba, que ya estaría fuera de peligro. La hermana de Rosa contó que la familia quiso verla y no pudo: “Mi mamá se acercó al lugar y la trataron muy mal. Le dijeron que no podría estar ahí que tenía que tener una orden familiar. Los medios dijeron un montón de cosas como que había una lista larga de familias para adoptar a la nena pero nosotros la queremos”.
El abogado explicó que la beba por el momento figura como NN y está en custodia del hospital hasta que se pueda hacer el ADN de maternidad y paternidad y la Justicia de familia se expida.
Otra vez la justicia patriarcal
La familia de Rosa denunció el martes al Servicio Penitenciario ante la Comisión Provincial de Prevención de la Tortura de Misiones, quien elevó a la jefatura de la Policía. A partir de su intervención lograron que este miércoles, cuando le dieron el alta, Rosa no volviera a la comisaría donde la golpearon y fue trasladada a un anexo del Servicio Penitenciario Unidad Regional I.
Mientras Rosa estuvo internada se suspendieron todas las medidas judiciales – testimoniales, pericias y otras- para que pudiera estar presente en su proceso judicial. El juez pretende tomarle una indagatoria en los próximos días para imputarla. En tanto, el abogado presentó un pedido para que ésta se suspenda hasta que se haga una evaluación del estado psicológico de ella.
“El Poder Judicial de Misiones no tiene un protocolo de actuación en los casos en donde se encuentra imputada una madre parturienta, que acaba de dar a luz. No sabe donde alojarla, ni le hacen los chequeos correspondientes ”, apunta el abogado.
La carátula de la causa es homicidio agravado por el vínculo en grado de tentativa. “Desde mi punto de vista no se está actuando con perspectiva de género. Pareciera que buscan mantenerla viva a efectos de poder hacerle una imputación por el hecho que ella cometió, no se tiene en cuenta la salud psicológica”, dijo, y adelantó que además planean iniciar una denuncia contra el hospital por abandono de persona.
Por su parte, el Colectivo de Acción Contra la Violencia de Género presentó una denuncia ante el INADI provincial por el tratamiento que le dieron los medios de comunicación al tema, por divulgar información privada que pone en riesgo a la víctima.
La hermana de Rosa contó: “La condena social es muy grande en Posadas. Creo que eso hizo que termine hospitalizada y con riesgo de vida. Los escraches en el facebook de ella son innumerables, también hacia nosotros, e inclusive usan fotos de menores, de su hijo y su sobrina. Los medios de comunicación también fueron muy crueles. No se preservó su identidad y hasta publicaron la dirección de la casa de mi mamá”.
Los familiares de Rosa y su abogado coinciden en que en estos días ella mejoró en su salud física, pero que su salud mental no es buena. “Está deprimida y por momento está perdida, tiene confusiones espacio temporales.Tiene muchos blancos respecto al tiempo en que estuvo desaparecida. Necesita que la vea un profesional”, reveló L. al tiempo que se lamentó: “Si el hospital nos hubiera permitido entrar y acompañarla todo esto no habría pasado”.