La Fiesta del Dorado en Paso de la Patria volvió a poner en evidencia algo que muchas veces durante el resto del año nos negamos a ver: el consumo de alcohol es un problema grave, y no solamente entre los jóvenes. Sin embargo, la preocupación recae sobre este grupo, ya que el abuso de alcohol en la juventud tiene consecuencias irreversibles en el desarrollo.

Gustavo Gómez, médico psiquiatra, explicó en los estudios de SQN que la edad de inicio de consumo es cada vez más baja, y que eso se debe a dos cuestiones principalmente: la naturalización del consumo, y la falta de preocupación de los padres.

“La encuesta 2017 que manejamos marca que el inicio del consumo se da alrededor de los 14 años, pero creemos que esa edad ha bajado a aproximadamente los 12. Yo tengo 52 años, y si preguntás a gente de mi edad, te van a decir que en nuestra época lo normal era empezar a los 21”.

La crítica a la edad de inicio del consumo tiene su fundamento. Además de los problemas del desarrollo, “hay una situación de mayor vulnerabilidad a los efectos nocivos mientras menor sea la edad. Es decir, hay más posibilidades de que se desarrolle el consumo problemático y la posterior adicción mientras más joven sea el que comienza a consumir”. explicó Gómez.

Para poder abordar el problema, el psiquiatra recomendó asumir que existe. “Tu hijo consume, esa es la regla, no la excepción. A partir de ahí lo que hay que trabajar es en el control y el diálogo. Una solución que se me ocurre es el grupo de whatsapp de padres, que evita el ‘pero a Fulano los papás lo dejan’. Eso es solucionarlo con comunicación”, señaló Gómez.

También señaló que hay prácticas paternas que uno cree que son de alguna manera una solución, pero no lo son. “La previa es una realidad, y la solución no es que se queden en casa y que el papá les compre el alcohol para asegurarse que sea de buena calidad, y después irse a acostar. La responsabilidad está en controlar el consumo, dialogar acerca de que no beban en exceso, y si hay alguno en estado de ebriedad no dejarlo salir. Ejercer la autoridad, el control. Saber qué hacen y lo que pasa con nuestros hijos”, indicó.

Explicó que además hay una cuestión relativa a los “modelos” dentro de la familia. “El 80% de la población consume alcohol, es común beber delante de los hijos, incluso mandarlos a comprar bebidas. El cambio también tiene que ver con desnaturalizar el consumo. Es el momento de trabajar en prevención, y lo estamos haciendo ya con chicos del jardín, porque es la edad en la que encontramos receptividad y la forma de evitar que la edad siga bajando”, destacó.

Aseguró que los problemas de consumo son visibles y no los ve quien no presta atención. “Si yo cuando estoy en casa soy un autómata, no presto atención a mis hijos, no dialogo, no veo cómo están, qué cómo y cuánto comen, si están bien o mal, no me voy a enterar de que hay un problema”, explicó.

Sin embargo, el cambio tiene varias aristas. “También desde el Estado hay cuestiones que atender. Los países que consiguieron cambiar la edad de inicio lo hicieron con polìticas integrales: no sólo aumentaron la edad permitida para el consumo a los 21 años, sino que extremaron los controles, aumentaron la oferta de actividades recreativas para los chicos y regularon la posibilidad que los padres estuvieran mucho más tiempo con los hijos. Si hacemos una política a largo plazo esto se puede cambiar, pero hay que hacerlo completo”.
Y subrayó: “los padres tenemos que hacernos cargo; los padres somos los que hemos permitido que esto suceda.

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