Un golpe en la nuca y un puntazo profundo fueron causales del deceso del prestamista. La agresión ocurrió en una rotisería. Desde allí trasladaron el cadáver adentro de un freezer en la camioneta de un fletero. Hallaron el celular de la víctima sobre una casa.
El prestamista asesinado la semana pasada en la ciudad de Corrientes sufrió dos heridas que provocaron su muerte: una en la cabeza, presuntamente ocasionada con un mazo, y otra en el cuello provocada con un cuchillo. Así se desprende del examen realizado en el Instituto Médico Forense.
Ninguna de las armas fue encontrada en los procedimientos policiales porque habrían sido descartadas por el autor del crimen en un contenedor de basura, apenas un rato después del hecho.
A estos detalles que trascendieron en las últimas horas se suma el hallazgo del teléfono celular de la víctima. Tal aparato de comunicación estaba sobre el techo de una casa cercana a la rotisería, lugar en el que habría ocurrido el homicidio.
De acuerdo a información conocida por época, Marcelo Daniel Bogado, de 46 años, fue atacado en el interior de la casa de comidas situada en avenida Laprida al 900 del barrio San Gerónimo.
Las principales sospechas de la autoría material del crimen recaen sobre Gustavo V., de 29 años, quien en la noche del miércoles 16 de octubre mantuvo un entredicho con Bogado.
El prestamista al parecer buscaba cobrar una deuda de dinero al comerciante. Pero discutieron y en ese contexto primero lo habría golpeado con un mazo en la parte posterior de la cabeza y luego le asestó un puntazo.
Se presume que tras ocurrir el homicidio, Gustavo V. solicitó ayuda a su compadre, Raúl Alejandro G., de 31 años, y ambos planearon la manera de ocultar el cadáver.
En este sentido sería cuando cargaron el cuerpo a un freezer que había en la rotisería y después contactaron al dueño de una camioneta Renault Kangoo para que hiciera un flete a cambio de una suma que oscilaría en los 500 pesos.
La heladera fue cargada a la pick up sin que, supuestamente, el conductor supiera que contenía el cuerpo de Bogado.
“Aparentemente le dijeron que llevaban carne de vaca”, dejó trascender una de las fuentes consultadas.
El traslado se produjo desde el barrio San Gerónimo hasta el asentamiento del barrio Doctor Montaña, lugar en el que Raúl tiene una casilla precaria.
La búsqueda de Bogado comenzó a partir de la denuncia de una familiar. Tal persona viralizó la foto de la víctima en redes sociales.
Procedimientos de efectivos de la comisaría Vigesimoprimera como de Investigaciones Metropolitana poco a poco condujeron al principal sospechoso y a quien sería su encubridor.
Antes del hallazgo del cadáver ambos fueron indagados, aunque hasta entonces no había elementos para incriminarlos.
Sin embargo, en la madrugada del sábado Raúl G. se quebró y acudió a la comisaría Decimocuarta a manifestar que en su casilla había una persona muerta. En principio trató de despegarse, pero las evidencias posteriores lo comprometieron.
Manchas de sangre
Los investigadores del caso allanaron la rotisería denominada “San Jorge” y allí realizaron diferentes pericias como levantamiento de rastros. En este menester habrían encontrado manchas que serían de sangre y serán cotejadas con la víctima.
A pesar de que lavaron el piso como las paredes, algunos rastros hemáticos no pudieron ser borrados, según trascendió. Por ello, estaría corroborado con pruebas firmes que el escenario del crimen fue ese local arrendado por Gustavo V.
Los objetos usados para consumar el homicidio no fueron encontrados porque al parecer los arrojaron aquella noche a la basura.
Bogado vivía en calle Reconquista del barrio Villa Raquel y realizaba préstamos de dinero de manera informal.
Las cobranzas, por lo general, las hacía en persona, a veces acompañado de alguien que oficiaba de custodio.
En una ocasión la Policía lo demoró en el interior de un cajero electrónico donde realizaba extracción de dinero con decenas de tarjetas de debido, retenidas a las personas que le debían. Era la manera de asegurarse el pago.
Fuente: Diario época