La Asociación que nuclea a esos trabajadores del volante explicó que los que alquilan los autos, inician la jornada laboral dos mil pesos abajo en su recaudación. En junio, la mínima -que está $90- podría llegar a $100. Esperan que la Fase 3 no se extienda.
Las siete subas en los combustibles, aplicadas en lo que va del año, generaron diversas dificultades a los trabajadores del transporte liviano de la ciudad. Esto, en razón de que toda vez que se “mueven” las pizarras de las estaciones locales, remiseros citadinos e interprovinciales, como así también taxistas, pierden rentabilidad o directamente deben trasladar los incrementos a sus tarifas para que los números les cierren.
A la presión inflacionaria, ahora los conductores le deben agregar el parate generalizado (sin clases presenciales, oficinas públicas ni espacios de recreación, y restricción en la circulación durante la madrugada) fijado ante el regreso de esta capital a la Fase 3 (al menos hasta el 31 de mayo) por la escalada de casos de COVID-19.
“Para nosotros este es un semestre perdido, se trabaja sólo para subsistir. Actualmente, un chofer que alquila el auto con el que trabaja, inicia el día dos mil pesos abajo (por el costo de la renta del coche y 10 litros de nafta)” describió Juan Castillo, titular de la Asociación de Remises.
En esa línea, acotó que “recién cuando su recaudación supera ese monto puede pensar en tener una pequeña ganancia. Se hace difícil el día a día”.
Bajo esa tesitura, Castillo manifestó que “con las naftas Premium superando los 110 pesos en las expendedoras locales, podríamos llevar la mínima, que hoy está 90 pesos, tranquilamente a 100. La idea era esa ”.
“No obstante -prosiguió-, vamos a esperar hasta junio, para ver cómo salimos de la Fase 3. Esperemos que las restricciones terminen el 31 de mayo, porque si las prorrogan se tornará insostenible”.
Fuente: Diario Época