El miedo al contagió se extiende inherente entre los ciudadanos de una ciudad sumida en un bloqueo sin precedentes

La reciente imagen tomada por el fotógrafo Héctor Retamal muestra los estragos del brote de coronavirus en la ciudad china de Wuhan.

En lo que normalmente sería una calle concurrida, la versión típica de una ciudad industrial de 11 millones de personas, Retamal ha captado un momento insólito e incómodo de procesar. La escena se compone de dos elementos esencialmente discordantes.

Un hombre yace muerto en medio de la calle, ante un comercio de muebles cerrado y mientras un ciudadano pasa por delante con una bicicleta.

En primer plano, un ciudadano cualquiera transita la calle en bicicleta para atender las exigencias del día a día en una ciudad en cuarentena. Pero en segundo plano, podemos ver el cadáver de un hombre vestido de negro con una máscara facial que yace en el pavimento, boca arriba y aislado de cualquier muestra de afecto.

El temor a la infección es superior y nadie se aventura a acercarse demasiado. A esta imagen le sigue otra tomada unos instantes después cuando los servicios médicos, equipados con los pertinentes trajes de aislamiento, examinan el cuerpo y lo preparan para llevárselo.

Periodistas de la Agencia France-Presse vieron el cuerpo el jueves por la mañana, no mucho antes de que llegara el vehículo que transportaba a los trabajadores de emergencia.

AFP no pudo determinar cómo había muerto el hombre, que parecía ser mayor de 60 años. Si bien en un primer momento resultaba imposible discernir de si el fallecimiento era debido al coronavirus o no, la precaución de la policía y del personal médico, así como la de los transeúntes presentes en el lugar, reflejaba el pavor que se respira en la ciudad.

Los reporteros de AFP contactaron a la policía y a los funcionarios de salud locales momentos después para averiguar más detalles, pero de momento no se sabe nada más sobre el caso.

El fallecido se encontraba a una manzana del Hospital Wuhan Número Seis, uno de los principales centros médicos para el tratamiento de personas con síntomas de virus. Una mujer parada cerca del hombre dijo que creía que había muerto por el virus. “Es terrible”, dijo.

“En estos días muchas personas han muerto”. Wuhan es el epicentro del brote del nuevo coronavirus y, desde que surgió a finales del año pasado, ya se ha cobrado al menos 213 vidas en toda China.

De las cuales 159 muertes han tenido lugar en Wuhan. Las autoridades han impuesto un bloqueo sin precedentes, bloqueando las carreteras fuera de la ciudad y prohibiendo los vuelos procedentes de Wuhan, en un intento por detener la propagación del virus.

Países como el Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Japón y Corea del Sur han evacuado a los ciudadanos de la ciudad. Para todos aquellos que están atrapados dentro de la urbe, no les queda otra que esperar a que se levante el encierro y se encuentre una cura.

El equipo médico que examinó el cadáver fue finalmente rociado con desinfectante después de quitarse los trajes de protección ante materiales peligrosos. También limpiaron todas las calles colindantes donde había estado el cuerpo, el cual fue trasladado en una camioneta blanca con las ventanas oscurecidas.

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