Clara O’Farrell trabajó en el diseño de los paracaídas que permitieron el aterrizaje de la misión Perseverance y adelantó el avance del “diseño de nuevos helicópteros para la exploración” de ese planeta.
La ingeniera argentina Clara O’Farrell, del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA, que trabajó en el diseño de los paracaídas que permitieron el aterrizaje en Marte de la misión Perseverance, afirmó en diálogo con Télam que vivió el histórico vuelo del Ingenuity “con pánico y el corazón en la boca” y auguró que “abre las puertas al diseño de nuevos helicópteros para la exploración” de ese planeta.
Cómo es el Ingenuity
Ingenuity, un helicóptero de menos de dos kilos de peso que viajó a Marte enganchado en el rover Perseverance, aterrizó en ese planeta en febrero de 2020 y el lunes pasado se convirtió en la primera aeronave a motor en volar en otro planeta, hazaña comparada a la de los hermanos Wright en 1903 en Carolina del Norte, Estados Unidos.
Alimentado por energía solar, está equipado con una cámara que tiene como misión realizar una serie de vuelos cortos para comprobar las condiciones de la atmósfera marciana para el vuelo.
La carrera de O’Farrell
O’Farrell, una bonaerense de 35 años que a los 19 viajó a los Estados Unidos para estudiar ingeniería, sostuvo que “cuando la NASA envió al Pathfinder a Marte en 1997 la gente también se preguntaba para qué mandar hasta allá algo que parecía un autito a control remoto, pero esa experiencia nos dio experiencias y conocimientos para desarrollar todos los rovers que vinieron después y que nos permitieron explorar más allá del punto de aterrizaje abriendo nuevas oportunidades”.
Y explicó: “Ingenuity nos permite demostrar que es posible volar en Marte y que en algún futuro podríamos enviar una misión que involucre un pequeño helicóptero que nos permita explorar la superficie desde el aire para decidir hacía donde queremos continuar la exploración”.
La ingeniera destacó que “Marte es un lugar muy complicado para volar porque su atmósfera es mucho más tenue que la de la Tierra y eso hace más complicado que el helicóptero genere sustentación para volar; por eso el Ingenuity tenía que ser muy liviano y sus aspas poder girar mucho más rápido de lo que necesitarían aquí en la Tierra”.
Pero ese no es el único reto que tuvo que vencer la pequeña aeronave: también debe poder ser cargado por energía solar y “tolerar el clima frío de Marte, especialmente en las noches que son aún más hostiles; frente a todos estos desafíos se llegó a la configuración final que es la que más se adapta al ambiente marciano”.
Además de enviar imágenes de su propia sombra en la superficie de Marte tomada por su cámara, el dispositivo “está enviando un montón de datos de ingeniería que nos permiten mejorar nuestros modelos y a diseñar la próxima generación de este tipo de aparatos”, añadió.
Los desafíos de la misión
O’Farrell, integrante del equipo responsable del aterrizaje de ‘Perseverance’ en Marte, contó que “teníamos que tener cuidado porque Ingenuity estaba enganchado debajo de Perseverance y aunque teníamos imágenes del sitio en el que íbamos a aterrizar y habíamos tratado de evitar las rocas grandes siempre estaba el riesgo de que alguna roca más chica golpease al helicóptero”.
La argentina fue testigo de cómo se vivió en la NASA el histórico momento, cuando el lunes 19 de abril el Ingenuity realizó su primer vuelo de 39,1 segundos, elevándose tres metros de la superficie.
La ingeniera contó: “El momento del aterrizaje lo viví con pánico porque el trabajo de muchos años de muchas personas dependía de que nosotros hubiésemos hecho bien el nuestro, así que estuvimos con el corazón en la boca hasta que llegó la confirmación de que el paracaídas se había abierto bien; fue un momento de felicidad y alegría increíble”.
Lo que les permitió elegir el mejor lugar para aterrizar, contó la ingeniera, fue la inteligencia artificial, aplicada en tiempo real.
“Una tecnología nueva -explicó- que usamos por primera vez en esta misión, en la que Perseverance a través de inteligencia artificial fue tomando imágenes mientras descendía en el paracaídas, las comparaba con un mapa de imágenes satelitales de Marte para ubicarse y en base a eso corregía su caída para dirigirse hacia la zona en la que debía aterrizar”.
Su aporte
Respecto de su trabajo en el desarrollo de paracaídas, señaló que “las condiciones de la atmósfera marciana nos obligan a desarrollar paracaídas que se abran cuando estamos viajando a casi dos veces la velocidad del sonido, un paracaídas de 21 metros de diámetro que debe ir empacado en un tambor de 70 centímetros de diámetro y debe desplegarse en medio segundo por completo lo que es un evento sumamente dinámico, casi violento”.
En cuanto a las características de los paracaídas, contó que “tienen que se lo más livianos que se pueda porque cada kilo que se lleva al espacio cuesta mucho, pero además tienen que ser fuertes como para resistir cuando deban frenar la caída del rover en el aterrizaje y resistentes para que los siete meses de viaje espacial a Marte no lo afecten, están hechos de nylon pero lo reforzamos con mucho Kevlar; es una cuestión más de un diseño cuidadoso que de materiales que podrían agregar peso a la misión”, añadió.
O’Farrell comentó que “dentro de un par de semanas se acaba la fase de testeo y el Perseverance va a comenzar a tomar muestras de suelo marciano y a encapsularlas en recipientes, y nosotros ya estamos trabajando en la próxima misión que deberá ir a recoger esas muestras y traerlas a la Tierra para que podamos analizarlas”.
“La próxima serie de misiones va a tener distintos pasos, una fase va a requerir llevar a la superficie de Marte un pequeño cohete en el que un rover va a cargar las muestras que tomó Perseverance para ponerlas en la órbita de Marte, después un satélite va a encontrar esas muestras en órbita para enviarlas a la Tierra donde podemos analizarlas, y aunque todo esto va a llevar varios años nosotros ya estamos trabajando en las cosas que van a ser necesarias para poder llevarlas a cabo”, completó O’Farrell.
Fuente: Télam