Horas antes de cumplirse un nuevo aniversario falleció otro padre. Sobrevivientes, familiares y amigos de las vícitimas exigen la expropiación del local para mantener la memoria de lo que ocurrió ese 30 de diciembre.
República Cromañón, el boliche que se convirtió en una trampa mortal por la corrupción y la negligencia para 194 jóvenes, dejó además a 1412 sobrevivientes que figuran en el padrón, de los cuales 18 se suicidaron. A las víctimas del recital de Callejeros de ese 30 de diciembre se suman también las madres, los hermanos, los abuelos, los amigos y los compañeros de los 6 mil que dicen asistieron esa noche. A horas de cumplirse 15 años de la tragedia en la que la diversión se transformó en dolor, falleció Carlos Rey Sillak, un padre más de los 47 que perdieron la vida desde entonces.
Las familias que desde 2004 pasan la Navidad o el fin de año inundados por la tristeza y el dolor sembrado por una tragedia que podría haberse evitado, exigen que el lugar donde les fue arrebatada la vida de sus hijos, sea el espacio donde todos encuentren la memoria para decir: ¡Cromañón, nunca más!
“Muchos padres enfermaron y la mayoría fueron de ACV o cáncer. Fallecieron 48 padres en lo que va de Cromañón hasta hoy, y se fueron de este mundo sin ver justicia por sus hijos”, expresó con dolor en diálogo con Crónica, Angélica Rosa González, mamá de ÉriKa Lisarraga, quien tenía 21 años cuando falleció.
Si bien hubo juicio y condenados, para muchos de los sobrevivientes y los familiares no hubo justicia. “Procesalmente tenés una respuesta pero justicia no. Si la justicia tardó quince años para no encontrar a nadie responsable, para que Omar Chabán haya muerto en la cama de un hospital sin haber pedido disculpas o para que Pato Fontanet diga que no tuvo nada que ver, justicia no es. Pero procesalmente, lamentablemente, no podemos hacer nada”, aseguró Mauge Macchi, quien tenía 16 años cuando se convirtió en sobreviviente de Cromañón.
Macchi supo que los padres de los chicos muertos vieron en ellos reflejados a sus hijos perdidos, y fue por esa razón que durante muchos años sintió “la culpa en carne viva por haber salido de ahí adentro” con vida. Pero ese dolor no le impidió a la joven seguir con la carrera de abogacía, para ir contra injusticias similares a las que se enfrentó durante todo el proceso judicial de la causa Cromañón.
El camino fue muy difícil para todos aquellos que debieron enfrentarse a esas injusticias. “Uno durante todos estos años fue haciendo amistades y esas personas fueron falleciendo. En todos estos años hubo 18 pibes que se suicidaron, que no la bancaron, que abrieron la puerta y se tiraron. Como también hay un montón de la población de sobrevivientes de Cromañón que tuvieron o tienen cáncer. Eso te da un parámetro de que Cromañón no se terminó”, aseguró Macchi.
Guadalupe Gutiérrez Ortíz, también es sobreviviente y tenía 16 años cuando sucedió la tragedia. “Lo estoy trabajando mucho y lo quiero sanar. Pasó hace quince años pero cada uno tiene su tiempo. Las secuelas están y el hecho de que haya chicos que no lo puedan soportar y que se quiten la vida, es la prueba de que esto pasó. Y vos no elegiste vivir eso, te tocó”, expresó.
“En todos estos años 18 pibes se suicidaron, no la bancaron. También hay un montón de la población de sobrevivientes de Cromañón que tuvieron o tienen cáncer.”
“Después de Cromañón las tragedias siguieron sucediendo. Beara, Once, Time Warp, Iron Mountain, el ARA San Juan, un gimnasio en Urquiza… Hay varias tragedias y todas tienen un común denominador: no control del Estado y corrupción”, aseguró Oscar Gustavo Filardi, quien acompañó a su hijo Juan Ignacio esa noche, y ambos se convirtieron en sobrevivientes.
Para Filardi, el “Estado estaba presente” porque “permitió que sucediera eso”. “Acompañé a mi hijo y vi a los chicos fallecer, y a lo mejor era el hijo de ella o de ella (señala a las madres presentes en la entrevista), y yo no podía hacer nada porque estaba pensando en mi hijo. Yo viví mucho tiempo con eso, escuchar a un chico decir: ‘señor, ayúdeme a salir que mi familia me está esperando’. Haber vivido eso, que un chico se tambalee y se te caiga al lado, y no saber cómo ayudarlo…”, describió con tristeza.
Para Nilda Gómez, mamá de Mariano Alexis Benítez, quien fue “masacrado” a los 20 años en Cromañón, hubo responsabilidad del gobierno nacional y de la ciudad de aquel entonces, como también de sectores privados. Y fue por esto que fundaron Familias por la Vida, una ONG que a través del 0800-999-2769 reciben denuncias de vecinos relacionadas con la nocturnidad, para funcionar de nexo entre la ciudadanía y los organismos del Estado.
“Fundamos la asociación porque desde el principio nos dimos cuenta que nos estábamos enfrentando a un poder político muy difícil. Era muy complicado guerrear contra un poder político bravo, un poder económico que maneja la noche, que es la caja chica del Estado, de ahí la connivencia, y contra un poder judicial que era una puerta giratoria”, explicó Gómez.
Pasaron 15 años y fueron muchas las injusticias a las que como familiares y víctimas debieron enfrentarse. “Tuvimos que unirnos, tuvimos que pelear juntos y tuvimos que salir a defender lo que creíamos eran nuestros derechos. Desde entonces nos enfrentamos topadoras, las máquinas lanza pintura o con la policía”, contó la mamá de Mariano, que como Macchi y Gutierrez Ortíz, también decidió seguir la carrera de abogacía a partir de la historia que le tocó vivir.
El juicio, los aniversarios, los homenajes, los recuerdos, cada lágrima que derramaron formó parte de la historia de un dolor que no se irá nunca. Pero el espacio que podría ayudarlos a mantener la memoria de sus seres queridos, y que sus muertes no hayan sido en vano, se le fue cuando justicia le devolvió las llaves de República Cromañón, a Rafael Levy, el dueño del local.
Oscar Gustavo Filardi y Mauge Macchi, sobrevivientes. (Foto: Fernando Pérez Re)
“Queremos que nos devuelvan Cromañón. La expropiación es lo que queremos, y eso es en lo que vamos a trabajar judicialmente. Queremos que ese lugar funcione como un espacio de memoria”, aseguró Gómez.
“Queremos que nos devuelvan Cromañón. Queremos que ese lugar funcione como un espacio de memoria”
“Si no existe la memoria todo lo nuestro es suicida”, dice una canción de Los Piojos a los que Mauge Macchi hace alusión. “Muchas veces quisieron llevarse por encima Cromañon con las topadoras para decir que los pibes no se murieron, que no existieron. La memoria tiene que estar presente todo el tiempo para que cada uno que pase por el barrio de Once sepa que ahí mataron a los chicos y que nosotros no nos vamos a olvidar de ellos”, concluyó la sobreviviente de la tragedia.