Así lo confirmó un índice de la Fundación Bunge y Born que se actualizará todos los años. La encuesta confirmó un resultado preliminar: que el 13% de los que querían inmunizarse, no pudo hacerlo.

La población más joven y las personas con un menor nivel educativo son quienes tienen menos confianza en las vacunas y los que se encuentran con mayores barreras a la hora de inmunizarse. Así lo muestran los resultados definitivos del primer Índice de Confianza y Acceso a las Vacunas (ICAV), elaborado por la Fundación Bunge & Born. Sus conclusiones definitivas replican los resultados preliminares presentados en julio de 2019: que el 13% de la población general no pudo inmunizarse cuando quiso hacerlo.

El ICAV 2019 –un índice que se actualizará todos los años sobre 7.000 encuestas telefónicas aleatorias a personas mayores de 15 años – mostró que la confianza de la población hacia las vacunas es elevada: el 95,8% considera que son seguras, el 95,47% las cree importantes para los niños y el 93,69% las considera efectiva y de hecho las personas que las rechazan rondan el 2%.

Sin embargo, este número desciende entre los adolescentes de entre 15 y 20 años, ya que el 90,2% de ellos piensan que son seguras y el 88,5% piensan que son objetivas, números muy debajo por del promedio. A la vez el 88,5% de las personas con primario incompleto confía en la efectividad de las vacunas versus el 96% en personas con estudios terciarios y universitarios.

Por último, en términos regionales, las zonas del NEA y el NO0A aparecen caracterizadas por una menor confianza y mayores barreras de acceso a la inmunización, mientras que la Patagonia es la zona mejor rankeada, con un 99,2% de confianza.

Con todo, el principal problema continúa siendo que el 13% de quienes intentaron vacunarse no pudo hacerlo y las faltantes se revelan como el principal motivo, indica el ICAV, que busca estudiar el porqué de las brechas entre las coberturas óptimas y las tasas existentes en el país. El próximo índice dará a conocerse a fines del 2020 para reflejar si hubo avances o retrocesos.

“Como conclusión, se desprende que en Argentina, aún con una menor confianza entre la población más joven, las barreras de acceso son el principal motivo que explica el déficit de cobertura de vacunación. Esto contrasta con la situación en algunos países desarrollados, donde la opinión sobre las vacunas es la principal problemática”, aseguró el doctor Eduardo López, jefe del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y líder del proyecto “Observatorio de la Salud del Niño y el Adolescente de la Fundación Bunge y Born. Y ejemplificó que en países como Francia, un 32%de la población considera que las vacunas no son seguras, lo que llevó a un brote de sarampión que se cobró 28 vidas.

En tanto, Gerardo della Paollera, director ejecutivo de la Fundación Bunge y Born, señaló que “del estudio también se infiere la importancia del sistema público de salud: un 85,9% de la población se vacuna en hospitales públicos o centros públicos de vacunación, mientras que el 14,1% lo hace en centros privados”.

Barreras de acceso

Según el ICAV 2019, las causas de la brecha entre el nivel óptimo de vacunación y las tasas actuales se relacionan con las distintas barreras de acceso: el faltante de vacunas aparece como el principal motivo, aún con mayor intensidad entre quienes tienen menores a cargo; otros son la difícil accesibilidad a los centros de vacunación, la espera y estar resfriado, entre otros. Por ejemplo, un 2,3% tuvo dificultades por la distancia, un 9,2% por el costo del viaje, y tan solo el 67,7% no tuvo problemas en función de la distancia.

“Los vacunatorios deberían estar abiertos los sábados, los domingos y los feriados, porque las personas de menores recursos que no pueden tomarse el día se pierden la oportunidad de inmunizarse. Esto es algo con lo que venimos insistiendo hace años y en lo que aún no se pudo avanzar”, remarcó López.

Al evaluar el nivel de acceso a las vacunas en su conjunto, los resultados indican que las dificultades para vacunarse son mayores entre la población joven y entre aquellas personas con menor nivel educativo alcanzado.

“Para terminar con la barrera de acceso entre los adolescentes, se analizan propuestas como incluir jornadas de vacunación no clásicas, como por ejemplo durante actividades gregarias. De hecho, una experiencia en el partido de General Viamonte (Provincia de Buenos Aireas) se logró una cobertura superior al 90% cuando se fue a vacunar a las escuelas”, insistió López. Y agregó que en los planes de estudios, las maestras “podrían concientizar sobre las vacunas también de forma lúdica”-.

A nivel país, sólo el 86,3% de los consultados logró vacunarse la última vez que asistió. Teniendo en cuenta la región: NOA y NEA fueron las zonas más bajas con 83,3% y 84,3%, respectivamente, seguidas de CABA con 84,5%. “De hecho los casos de sarampión evidenciados en la Ciudad de Buenos Aires y alrededores, que llegan a los 85, revelan que las coberturas distan de ser óptimas”, indicó López. Por último, agregó que existen municipios donde las tasas son excepcionalmente bajas porque “puede llegar a haber un solo vacunador para 30.000 personas”.

Entre quienes no pudieron vacunarse, un 79,7% tuvo como causa la falta de vacunas, con menor disponibilidad en GBA (90,7%), seguido por el NOA (87,3%) y la región de Cuyo (83,3%).

Análisis mediático

Además de la constante actualización del ICAV, la Funación Bunge y Born diseña una segunda herramienta para medir la confianza en las vacunas. Se trata de un monitoreo del discurso público: consiste en el registro de millones de publicaciones sobre vacunas en redes sociales y medios argentinos que se viene realizando desde enero de este año, y que se incluirá en los próximos resultados.

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