Está ubicada en las Islas Marshall, en el océano Pacífico. Su cúpula está desgastada por las subas y bajas de la marea, que aumentaron como consecuencia del deshielo de los glaciares.
El cambio climático podría hacer que se abra la cúpula de una fosa nuclear que EEUU construyó hace 40 años para guardar desechos radiactivos de su programa de pruebas atómicas.
Según publicó el diario Los Angeles Times, la cúpula de hormigón del depósito, ubicado en las Islas Marshall, en el océano Pacífico, está desgastada por las subas y bajas de la marea, que aumentaron como consecuencia del deshielo de los glaciares.
La fosa contiene el equivalente a 35 piscinas olímpicas de tierra y desechos radiactivos, incluidas importantes de plutonio.
Entre los 1946 y 1958, EEUU detonó 67 bombas nucleares en las Islas Marshall y en sus proximidades, lo que obligó a cientos de personas a abandonar sus hogares.
El lugar es conocido por los habitantes como “la tumba” y los funcionarios locales pidieron ayuda a la Casa Blanca, hasta ahora sin respuesta.
El investigador de la Universidad de Columbia, Michael Gerrard, sostuvo que “las Islas Marshall son víctimas de las dos mayores amenazas que enfrenta la Humanidad: las armas nucleares y el cambio climático”.
Y responsabilizó a EEUU por realizar las pruebas nucleares al mismo tiempo que “sus emisiones han contribuido más al cambio climático que las de cualquier otro país”.
Según informes, después de las pruebas nucleares estadounidenses llevadas a cabo en los años ‘50, los casos de cáncer, abortos espontáneos y deformaciones se multiplicaron.
Un tribunal internacional establecido en 1988 con jueces de ambas naciones concluyó que EEUU debía pagar u$s2.300 millones al país insular como indemnización, pero hasta el momento solo se han pagado cuatro millones.