Se tomaron más de 40 muestras para saber si perros, gatos y aves tienen coronavirus. Más adelante se analizarán especies silvestres.

La detección de coronavirus en animales domésticos cumplió una primera etapa en la provincia con más de 40 muestras y este mes se reanuda la convocatoria para un segundo grupo.

El trabajo se originó en la Universidad Nacional de La Plata con científicos y veterinarios bonaerenses y la obtención de financiamiento para la investigación.

Luego se sumaron pares de la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE), a través del Instituto Multidisciplinario de Salud, Tecnología y Desarrollo (Imsated) y Conicet.

A fines de 2020 se unieron veterinarios del Chaco para ampliar la vigilancia epidemiológica ante posibles reservorios o transmisores del coronavirus.

Las muestras que se tomaron en diciembre se envían a Santiago del Estero, para conocer los resultados, describe Sebastián Robledo, presidente del Consejo Veterinario del Chaco.

Como en otras ciudades del mundo la búsqueda es complementaria a un estudio con varios enfoques y para “entender cómo se comporta el virus en SarsCov2 y cómo se desarrolla la enfermedad en animales, tanto domésticos como silvestres”.
Robledo valora la experiencia de que profesionales locales puedan ser parte de uno de los programas pioneros en la temática. “Nos da orgullo participar en la experiencia”, cuenta a NORTE.

A la espera de que lleguen nuevos kits para el inicio de una segunda etapa, celebra que una mayoría de personas haya entendido que la investigación va a repercutir en su vida y en la de sus animales.

“Esta semana tuvimos muchos llamados, de Resistencia y de varios puntos de la provincia”, agrega sobre un estudio que se toma a animales que conviven con una persona que haya dado positivo para Covid-19.

Quienes deseen tener más información pueden llamar al teléfono fijo (0362) 4443581 del Consejo Veterinario.

Antes y después del muestreo

Los primeros testeos chaqueños se realizaron en San Martín, Puerto Tirol y Resistencia. Y antes de su concreción los especialistas evaluaron el riesgo epidemiológico completando un formulario con varias preguntas: si en la vivienda hay personas positivas al SarsCov2 o se consideren casos sospechosos (con y sin sintomatología), condiciones de la casa y si el animal tiene un plan sanitario, entre otros aspectos.

También se tiene en cuenta si es viable el contacto con personal desconocido (se prefieren perros y gatos más dóciles y de menor tamaño).
El registro es voluntario y confidencial, por eso la persona cuidadora debe firmar un consentimiento.

Una vez en el domicilio se realiza un hisopado (nasal, oral, orofaríngeo y rectal) que varía según la especie y tamaño; la recolección de orina y/o materia fecal y de sangre.

Después, si se detecta el virus, se monitoreará y hará una evaluación clínica; y se podrían repetir los muestreos para seguir la evolución de la infección.

Para el procedimiento existe un protocolo que realizan profesionales matriculados que ofrecieron sus servicios para colaborar en la lucha y búsqueda de resolución de la pandemia.

Zoonosis en siete de diez enfermedades
La estrecha relación que existe entre la mayoría de las enfermedades que aquejan a la humanidad es el origen zoonótico. Ese contacto estrecho tiene varias explicaciones: el corrimiento de la barrera agropecuaria con la consiguiente convivencia de humanos con animales silvestres, de granja y domésticos; la transmisión de virosis mediadas por algunas especies (como el mosquito), etcétera.

“El 75% de las enfermedades en algún momento pasó por un animal; como ya ocurrió con la tuberculosis, rabia, leishmaniasis o el sida”, explica Sebastián Robledo.

El médico veterinario señala que en la actividad históricamente se viene pregonando sobre la prevención: “Es muy importante la importancia de la presencia un profesional veterinario; es el centinela que puede advertir y evitar ese paso”.

Fuente: Diario Norte

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