La región nordeste presenta los registros más elevados de niños, niñas y adolescentes que realizan actividades productivas, de autoconsumo, doméstica intensiva o mercantil, lo cual tiene especial impacto negativo sobre indicadores de asistencia escolar y desempeño educativo. En el NEA el 51,9% de los adolescentes que efectúan actividades mercantiles rentadas no asisten a la escuela.

Según el último informe de la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (EANNA), en el total del país, el 10,0% de los niños y niñas de 5 a 15 años realizan al menos una actividad productiva, con mayor incidencia en las regiones del NOA y el NEA (13,6% y 13,1%, respectivamente).

En el medio rural, los impactos negativos del trabajo se profundizan: a nivel país el 45,5% de los varones y el 23,0% de las mujeres que trabajan para el mercado no concurren a un establecimiento educativo.

En el NOA y NEA se observan los mayores niveles de deserción escolar entre los adolescentes que trabajan, aunque con niveles relativos diferenciales según se trate de áreas urbanas o rurales (18,3% en el NOA y 14,3% en el NEA urbanos, y 28,5% en el NOA y 27,7% en el NEA rurales).

Al analizar la incidencia del trabajo para el mercado sobre los niveles de concurrencia escolar en las distintas regiones del país, se evidencia el impacto negativo que tiene el trabajo sobre un indicador tan sensible como el de asistencia escolar.

Las brechas de asistencia por condición de ocupación se intensifican en el NEA: el 51,9% de los adolescentes que efectúan actividades mercantiles no asisten a la escuela. En contrapartida, la región del NOA presenta la brecha más pequeña (32,6% trabaja para el mercado y no asiste a la escuela).

La principal razón de abandono escolar está vinculada con la falta de interés o el desaliento (42,0%) y, en segundo lugar, con motivos laborales (20,0%), seguido de problemas económicos (18,2%).

Mientras en el medio urbano el 15,5% de los hogares con niños y niñas tienen al menos un infante o adolescente que trabaja, en las áreas rurales esta relación se duplica, involucrando al 32,3% de estos hogares.

Tanto en el medio urbano como en el rural, son las regiones NOA y NEA las que presentan una mayor proporción de hogares con niños, niñas y adolescentes que realizan actividades productivas.

Los hogares con al menos un niño, niña o adolescente que trabaja presentan un clima educativo bajo: 68,2% de los hogares urbanos y 87,7% de los del medio rural están integrados por miembros de 18 años y más con nivel educativo inferior al secundario completo.

Fuente: Momarandú

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