“Mi papá se internó el 31 de agosto. Ya tenía el acuerdo previo de internarse, lo hizo por su propia voluntad ya que tenía problemas en la cadera, porque estaba pesando 236 kilos. Se internó porque quería bajar de peso. El 1° de septiembre me presenté en la clínica Althea a avisar que por cualquier cosa que pasara, o cuando hubiera que comunicar los partes, me los pasaran a mí”, contó la joven, que prefirió preservar su identidad y ahora denuncia que nada de eso sucedió.

Según consignó el sitio 0221 este viernes, le prometieron que al día siguiente la llamarían. Pero los días pasaron y no lo hicieron. “Cuando llamé el médico no estaba, no había médico de guardia. Nadie me podía decir en qué situación estaba mi papá, cómo estaba médicamente. Yo sí pude hablar por teléfono con él. El 4 de septiembre me dijo que le estaban dando 18 pastillas por día y que estaba muy pero muy agitado, entre consciente e inconsciente por la agitación que tenía. Todos los días le controlaban la diabetes y la tenía bien”, contó.

La joven precisó que el martes 8 de septiembre la llamaron para contarle que su papá había sido diagnosticado con coronavirus. “Obviamente jamás me avisaron que le iban a hacer un hisopado. Cuando lo llamé a mi papá no podía hablar de la sedación que tenía y nunca más me contestó un WhatsApp. El miércoles 9 de septiembre me llegó un mensaje a las 9 AM, era un compañero de trabajo de mi papá diciéndome que lo sentía mucho. No fueron capaces ni de llamarme a mí para decirme ‘tu papá falleció’. A mi papá me lo sacaron, me lo mataron. No sé si tenía COVID-19, no lo pude despedir”, agregó.

Cuando fue a la clínica, le entregaron las pertenencias de su padre. “Me dieron un papel que decía que mi papá había fallecido de un paro cardíaco, de dos o tres enfermedades más y de COVID-19”, relató la joven y añadió que le dijeron que con ello debía ir a la casa velatoria, donde finalmente le explicaron que iban a cremarlo: “No me dejaron ni ir atrás de la ambulancia. Mi papá tenía 53 años”, sostuvo angustiada.

Durante ese tiempo había preferido callar, pero según contó, hace unos días vio una publicación de Facebook de una conocida que contaba que había pasado dos semanas tratando de sacar a su abuelo de esa misma clínica y, finalmente, pudieron hacerlo.

“Para mí mi papá falleció por las pastillas que le estaban dando, entre 18 y 22 pastillas por día; y no hablemos de autopsia porque pasó por COVID-19 positivo”, contó la denunciante a 0221 y añadió: “En la clínica no me dieron ninguna respuesta, me dijeron que me iban a llamar, pero pasó un mes y jamás me llamaron. Fui a buscar las cenizas de mi papá y las llevé a la cancha de Estudiantes”.

En la Clínica, en tanto, explicaron a a ese medio que el paciente fue atendido con profesionalismo y acorde a todos los protocolos vigentes. Según detallaron, el paciente “llegó acompañado por un amigo” y fue a él a quien se le fue informando oportunamente por el estado en que se encontraba, compartiendo partes periódicos sobre su estado de salud.

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