Marcela Romero, de jardines maternales, Silvia Cubillas, de organización de eventos y Angélica Ramírez de Bordón, concesiona una cantina escolar comentaron a Equipo de Noticias la realidad y los inconvenientes que tienen por la pandemia en cada uno de sus rubros.

Marcela Romero, representante de jardines maternales de gestión privada

En Corrientes hay 50 jardines maternales, hoy 10 de ellos cerraron sus puertas definitivamente. Muchos otros van por el mismo camino por los 8 meses de pandemia en el país que impide desarrollar las actividades.

“Recibimos el ATP (Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción) este tiempo. Ahora se cortó eso genera inconvenientes en nuestras instituciones y no sabemos como continuar”, señaló.

La matrícula es baja, la mayoría de los jardines tienen solo un 10%.

“El 20% de los jardines maternales de la provincia han cerrado definitivamente”

“Es imposible poder hacer frente a los costos fijos como infraestructura, alquileres, cargas sociales, impuestos”, agregó.

Muchos jardines debieron hacer frente a la crisis, ante la falta de eximición de impuestos y de ayuda económica, ventas de comidas o de diversos productos.

Piden la apertura progresiva porque los padres que son trabajadores esenciales volvieron a sus actividades y no tienen donde dejar a sus niños.

Explicó que el protocolo de seguridad fue aprobado por el Comité de Crisis, depende del gobernador. Uno de los puntos para atender a chicos de 45 días a 3 años es trabajar en burbuja. Con pocos niños en salas. Cuentan con ventilación acorde.

“Pretendemos volver en diciembre. Hay que concientizar que el virus se extenderá y no podemos esperar hasta marzo porque no aguantamos”.

Silvia Cubillas, referente de la Cámara provincial de empresarios de eventos

Alrededor de 3500 familias dependen de los eventos en toda la provincia.

Actualmente, a raíz de la situación, conforman dicha Cámara, 80 socios, entre DJs, sonidistas, organizadores de eventos, dueños de salones, servicio de catering, mozos, cocineros, recepcionistas, fotógrafos.

“Estamos totalmente parados, nos reinventamos, tratamos de subsistir, algunos tenemos verdulerías, quioscos, ofrecimos viandas, hacemos de todo. Nos estamos hundiendo”, afirmó.

“Evento y fiesta son malas palabras para la sociedad, nos sentimos estigmatizados”.

Buscan realizar reuniones corporativas, cenas y almuerzos en salones grandes, trabajar un 30% la capacidad, con distanciamiento, sin bailes. Que pueda haber discjockey, barra de tragos, mozos. Similar modalidad que tienen los bares y restós.

Angélica Ramirez de Bordón, concesiona una cantina en un colegio estatal

Debió sacar un préstamo para poder empezar este año su negocio y no pudo trabajar y debe devolver. “Estoy como todos los que tienen cantinas, que desde que empezó la epidemia, debimos cerrar”, relatar.

“Me equivoqué y no saqué la mercadería porque tenía la esperanza que se iba a solucionar y se me fundieron mis cosas”.

“Ruego que se solucione todo y volver a trabajar”, concluyó.

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