El organismo dio cifras sobre el impacto negativo del COVID-19 en la economía del país. Se perderían entre 750.500 y 852.500 empleos en 2020.

Al mismo tiempo que la Argentina camina sobre el delgado hilo del aislamiento que le permitió evitar un colapso sanitario, la economía comienza a mostrar los primeros números rojos de la crisis por la pandemia de coronavirus. Ante este escenario, la ONU advirtió que la pobreza podría superar el 58 por ciento a finales de 2020. El PBI caería 8 puntos y, de producirse un rebrote, podría llegar a 10.

En conferencia de prensa, el organismo presentó un análisis inicial de la situación y alertó sobre el “grave impacto que tuvo la pandemia por COVID-19 en la Argentina”, en base a la información oficial que cedió el Gobierno.

“El informe arroja una imagen preocupante y alarmante. Se trata de una crisis global, inédita e inesperada sobre un país que está ya afectado por grandes desafíos”, comenzó Roberto Valent, coordinador residente de las Naciones Unidas en la Argentina.

Valent destacó la rápida respuesta que tuvo el Gobierno para contener los contagios. Sin embargo, no pasó por alto que la Argentina atraviesa “una crisis alimentaria, socio sanitaria y productiva” previa a la aparición del virus. En el mapa de situación ubicó la negociación de la deuda externa.

“Para millones de argentinos las consecuencias de la pandemia son dramáticas y lo viven en carne y hueso, día a día”, dijo el representante de la ONU que prevé “mayor contracción económica, perdida de empleo y aumento de la pobreza”.

Los más golpeados serán los grupos más vulnerables. Sobre todo, los niños y niñas y adultos mayores que viven en las zonas más carenciadas del país. Valent llamó la atención sobre la exacerbación de la discriminación hacia los más desprotegidos de la sociedad.

El escenario no es para nada alentador. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la economía argentina caería un 8,2% en 2020 si la pandemia se controla, y hasta un 10% en caso de que se registre un segundo brote de coronavirus en el país.

En el segundo semestre de 2019, la pobreza afectaba al 53% de los/las niños/as, y podría escalar al 58,6% hacia fines de 2020, según UNICEF.

De acuerdo con las proyecciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) realizadas en base a distintos escenarios de caída del PBI, se perderían entre 750.500 y 852.500 empleos en Argentina en 2020.

Pedro Americo Furtado de Oliveira, director del OIT en el país, mencionó que el COVID-19 afectó a todos los sectores pero se sintió más fuerte en la industria de comercio, los productos no esenciales, la construcción, servicios sociales, el transporte, hotelería, el servicio doméstico y el turismo.

“La pandemia puede aumentar la tasa de incidencia de la pobreza del 35,6% al 40,2% de la población sin transferencias sociales. Si se consideran las medidas de apoyo a los ingresos, aumentaría al 39,6%”, estimó Oliveira que, a su vez, detalló que hay 1.200.000 personas que están buscando trabajo.

En la actualidad, en la Argentina 11 millones de personas reciben asistencia alimentaria. Tres millones más que antes de la pandemia.

La continuidad del aislamiento

Pese a las críticas, el Gobierno sostiene que el Aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO) “fue un acierto”. “Evitó que el colapso del sistema sanitario”, destacó la titular del Consejo Nacional de Políticas Sociales Victoria Tolosa Paza al inicio de la charla con los miembros de la ONU.

La funcionaria señaló que “el 85 del país se encuentra en total normalidad”. Tolosa Paz advirtió que todavía falta atravesar “el drama más grande” en el AMBA. Se refiere al posible pico de casos en la zona más densamente poblada y productiva de la Argentina, a la vez que reconoció las dificultades económicas que trae el párate no solo para la región metropolitana, sino también para todo el país.

“Por su puesto que habrá consecuencias, pero hay un Estado que se hace cargo. La mayoría lo entiende”, dijo.

El informe de la ONU coincide en que “si se levanta la cuarentena, aumenta la probabilidad de propagación de un virus no controlado”.

En ese sentido, Maureen Birmingham, representante de Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud en Argentina, consideró que “la Argentina fue ejemplar en su respuesta por su abordaje multisectorial, por su liderazgo y agilidad en un contexto de incertidumbre. También por el alto compromiso comunitario”. La especialista “se sacó el sombrero” ante los argentinos en este aspecto.

Y, aunque en un principio permitió aplanar la curva y preparar el sistema sanitario para una crisis mayor. “Sabemos, por experiencia en otros países, que si se relajan las restricciones, el virus sigue presente y va a volver. Es lo que está pasando en la Argentina ahora”.

“Para evitar un disparo descontrolado, mientras se relajan las restricciones, hay que aplicar otras medidas para poner presión al virus y romper las cadenas de transmisión: el escalamiento y la intensificación de la vigilancia para saber a dónde está el virus, el testeo de casos sospechosos, la atención y el aislamiento. Y, por otro lado, un exhaustivo seguimiento de cada contacto estrecho que deberán hacer la cuarentena de 14 días para evitar más contagios”.

“En la Argentina, este escalamiento es urgente”, advirtió, y pidió a la comunidad seguir haciendo su parte: el cuidado de la higiene, el distanciamiento físico lo máximo posible y, cuando sea necesario, una cuarentena. “Esta arquitectura de salud pública necesita una inversión. Sí, cuesta; pero cuesta mucho menos que un cierre de la economía, que es la alternativa”.

“Estás medidas permiten abrir de forma paulatina, equilibrada y cautelosa la economía”, resumió Birmingham.

Género y educación

La ONU hace párrafo aparte con la situación de vulnerabilidad de las mujeres. En primer lugar, llama la atención sobre el recrudecimiento de la violencia de género en el contexto del aislamiento. Según el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, la línea 144 recibe un 39 por ciento de llamados diarios más que antes de la cuarentena.

“Un fenómeno que preocupa es un posible aumento de la trata de personas con fines laborales y sexuales. Las redes de tráfico pueden aprovecharse de las necesidades producto de la crisis de la pandemia”, indicó Florence Raes, representante de ONU Mujeres.

El estudio del organismo indicó que “la interrupción de la escolaridad presencial también da lugar a otras pérdidas más difíciles de medir, como los cambios en las tareas de cuidado al interior de las familias y la disminución de la productividad económica. Esta situación recarga las tareas domésticas y de cuidado al interior de los hogares, y profundiza las desigualdades existentes entre mujeres y varones debido a la persistencia de la división sexual del trabajo.

Los datos de la Encuesta COVID-19 indican que el 51% de las mujeres manifiestan estar sobrecargadas, que el apoyo para realizar los deberes es principalmente realizado por las madres (68%), solo en un 16% la ayuda proviene de los padres y otro 16% de los hogares destacó la participación de ambos progenitores.

En los hogares de menores ingresos el apoyo para la realización de las tareas escolares recae aún más en las madres (76%) mientras que la presencia de los padres en esta función disminuye (10%).

Por otro lado, preocupa las dificultades que se presentan en el acceso a los anticonceptivos tanto por la vía del abastecimiento y provisión pública como por las dificultades de las mujeres para adquirirlos con sus propios recursos en farmacias.

El informe señala que seis de cada diez mujeres que discontinuarán el uso de anticonceptivos en el país lo harán afectadas por una retracción de los ingresos familiares. Mientras que 4 de cada diez mujeres que, durante la pandemia discontinuarán el uso de anticonceptivos modernos, lo harán por dificultades de aprovisionamiento en los servicios públicos de salud.

Según el organismo, hubo un incremento de embarazos adolescentes.

Sobre la Educación, el documento destaca: “Desde una perspectiva social, la crisis muestra otras aristas cuyo impacto aún cuesta medir, pero sin duda tendrán importantes efectos negativos al corto, mediano y, quizás, largo plazo. Para comenzar, se han interrumpido las clases presenciales, lo cual implica un retraso en el cumplimiento de los planes de estudio de niñas, niños y jóvenes”

Luisa Brumana, representante de UNICEF, señaló que existe una brecha entre el 81 por ciento de los hogares que tuvieron actividad escolar durante el aislamiento y el porcentaje que no pueden acceder a Internet y/o a los dispositivos para poder asistir a clases virtuales.

Por último, Naciones Unidas vislumbra una oportunidad para lograr un cambio sustentable a partir de la crisis por la pandemia.

Las emisiones de gases de efecto invernadero de la Argentina registra un 0,1 del total a nivel mundial, explicó Mauricio Valdes, representante local del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

El especialista cree que el país debería aprovechar este aspecto y encaminarse “hacia una transición hacia las energías limpias”.

La salida a la crisis

Para la ONU, la Argentina tiene la capacidad humana y de recursos para mitigar los efectos de esta pandemia y construir una recuperación sólida, basada en un desarrollo sostenible e inclusivo.

“La respuesta necesitará ser multidimensional, amplia y coordinada con el fin de incluir a los diversos sectores y grupos poblacionales que componen la sociedad argentina. A su vez, debe comprender las necesidades, prioridades y capacidades específicas de mujeres, hombres, niñas y niños en toda su diversidad. Será una responsabilidad compartida y solidaria”.

Fuente: TN

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