Hay varias leyendas sobre la costumbre de armar un árbol en época de Navidad y su significado. La tradición y el rol del papa Pío IX en la fecha del 8 de diciembre son algunas de las distintas opciones que marca la historia sobre el porqué de esta tradición.
Acá repasamos algunas de esas teorías que justifican el armado del árbol de Navidad el 8 de diciembre.
Leyenda Nórdica
Una de ellas cuenta que cuando los primeros cristianos llegaron al norte de Europa, descubrieron que esas comunidades celebraban el nacimiento de Frey, dios del sol y la fertilidad, adornando un árbol de roble, en la fecha próxima a la Navidad católica.
Este árbol, vinculado a celebraciones paganas, simbolizaba al árbol del Universo, llamado Yggdrasil, en cuya copa se hallaba Asgard (la morada de los dioses) y el Valhalla (el palacio de Odín; y en las raíces más profundas estaba Helheim (el reino de los muertos).
Luego, con la evangelización de esos pueblos, los cristianos tomaron la idea del árbol, para celebrar el nacimiento de Cristo, pero cambiándole totalmente el significado. Se dice que San Bonifacio (680-754), evangelizador de Alemania, tomó un hacha y cortó un árbol que representaba al Yggdrasil (aunque también pudo ser un árbol consagrado a Thor), y en su lugar plantó un pino, que por ser perenne, simbolizó el amor de Dios, adornándolo con manzanas y velas.
Las manzanas simbolizaban el pecado original y las tentaciones, mientras que las velas representaban la luz de Jesucristo, como luz del mundo. A medida que pasó el tiempo, las manzanas y las luces, se transformaron en esferas y otros adornos como los actuales.
Además, las guirnaldas representan la unión de las familias y personas queridas alrededor de dones que se desean dar y recibir.
En la cosmovisión Católica, la forma triangular del árbol representa a la Santísima Trinidad, que significa Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu, las tres manifestaciones de Dios.
Leyenda de Lutero
La tradición cristiana tomó un simbolismo de las comunidades Celtas, aunque con especies arbóreas propias. Martín Lutero, uno de los padres de la reforma en el cristianismo, fue quien impuso los árboles de Navidad, hacia el año 1.500, pero en vez de roble, de pino.
La leyenda cuenta que Lutero, caminando de regreso a su casa una noche de invierno, fue sorprendido por el brillo de las estrellas entre los árboles.
Quiso entonces reproducir esa escena en su hogar, y colocó un rama de árbol de pino en una habitación, y le instaló alambres en sus ramas para sostener velas encendidas.
Leyenda del niño
Una leyenda europea dice que el árbol de Navidad tuvo su origen una fría noche de invierno, cuando un niño buscó refugio en la casa de un leñador y su esposa, que lo recibieron y le dieron de comer.
Durante la noche, el niño se convirtió en un ángel vestido de oro: era el niño Dios. Para recompensar la bondad de los ancianos, tomó una rama de un pino y les dijo que la sembraran, prometiéndoles que cada año daría frutos. Aquel árbol dio manzanas de oro y nueces de plata.
Leyenda griega
Los griegos consagraban el pino a Dionisio, dios de la fertilidad y del vino, a quien se lo representaba con una varilla, el tirso, coronada con hojas de vid y de hiedras, terminada en forma de piña, el fruto del pino.
La piña cerrada era para los romanos símbolo de virginidad y no por casualidad se la utiliza en las mesas navideñas.
El 8D, la decisión del papa Pío IX
El 8 de diciembre de 1854, en su bula Ineffabilis Deus, Pío IX proclamó que María “por un privilegio único, fue preservada de la mancha original desde el primer instante de su concepción”.
Ese dogma de fe establece eso, precisamente, que la madre del hijo de Dios fue preservada del pecado original desde el primer instante de su existencia.
De modo que la costumbre de relacionar uno y otro hecho, el arbolito y su armado el Día de la Virgen, resulta ser una disposición puramente azarosa, que se afianzó con el paso del tiempo.