En la provincia de Misiones se revelaron supuestas historias de experiencias aterradoras. Sucede que en el cementerio La Piedad, de la ciudad de Posadas, tres cuidadores contaron haber vivido fenómenos paranormales de las que nunca se olvidarán. Una joven vestida de blanco que se esfuma; la escalofriante presencia de una mujer que en plena noche le llevó flores a un pariente y una sombra que dejó sin habla y casi mata del miedo a un sereno, se destacan entre los relatos. Por eso, un medio local recopiló sus dichos y los compartió con entendidos y fanáticos de lo esotérico que aún no logran salir del asombro.

Nicanor Martínez, Rubén Ojeda y Estanislao Amarrilla revelaron estremecedoras vivencias de las que involuntariamente fueron testigos, pero que supieron transitar y aun recuerdan como si fuera aquel día. Según ellos, en la citada necrópolis de la capital misionera, “los fantasmas son algo de todos los días”, aseguran. Detalles y vivencias inexplicables.

La chica fantasma
“Desde la cruz mayor venía una piba, linda piba, bien rubia y de unos 25 años. Primero andaba entre los árboles y después por el camino principal. Me fui para decirle que tenía que irse del cementerio…”, reveló Nicanor Martínez, de 70 años y con más de 15 de experiencia en su puesto. Según recordó el hombre, esto ocurrió en plena noche y la joven “vestía de blanco y caminaba de una lado a otro”. Pero, al dirigirse hacia ella, el hombre relató que “todavía estaba lejos cuando parece que me vio y se metió entre los panteones. Yo la seguí y estaba a unos cuatro metros detrás de ella cuando, de pronto, ´click´, desapareció enfrente mío”. Ante esto sintetizó sin pudor: “Quedé nulo. Ahí ya no quise seguir y volví al portón”.

Para asustarse
El cuidador Rubén Ojeda trabajó en La Piedad, tanto en el turno noche como durante el día. Es así como sin distinción de horarios padeció situaciones inexplicables. Según contó, la más aterradora situación le sucedió a un compañero, muy serio él, y que vivió una noche.

“Eran alrededor de las 23 y viví algo que jamás olvidaré. ´Traigo estas flores para un pariente´”, le indicó una señora con un vestido negro, bien largo, al compañero de Ojeda, y que de inmediato le negó el acceso, debido a que el horario de visitas era entre la mañana y la mediatarde. Fue así como Ojeda señaló que su colega le contó que, de pronto sintió un inexplicable frío en todo el cuerpo, pero igual no la dejó entrar. Por eso, la mujer, sin protestar aceptó los dichos y se fue caminando por la vereda de la calle Almirante Brown hacia Tomás Guido”.

Siempre en alerta, aquel cuidador contó que “la siguió con la vista, hasta que, de repente, se esfumó como si se la hubiera tragado la tierra. Horas más tarde, la mujer pasó delante de sus ojos nuevamente, pero ya dentro del cementerio. Pero, entonces, al ir a buscarla nunca más la vio.. Según concuerdan los cuidadores, “los fantasmas son algo de todos los días” y por eso es difícil que gente nueva acepte tomar un puesto vacante, ya que muchos saben que la actividad fantasmal es habitué en la necrópolis posadeña.

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