En 15 años el tango “Cambalache” cumplirá un siglo desde que Enrique Santos Discépolo lo compuso. Pero su letra, escrita en la Década Infame tiene vigencia más allá de que el calendario dio vueltas muchísimas hojas. Hoy, una entrevista periodística a una vecina del barrio Pirayuí dejó en claro la actualidad de esta música popular icónica.
En Equipo de Noticias (LT7 Radio Corrientes AM 900), un periodista de la emisora llegó hasta las viviendas del barrio Pirayuí. Allí, entrevistó a Cristina, una habitante de la zona. La mujer es madre de dos chicos con capacidades diferentes y para mantenerse hace changas y participa de las protestas de los movimientos sociales.
Durante la nota, hizo referencia a las dificultades que tiene para salir de su casa por el estado de las calles. Fue en ese momento en el que contó el origen de su morada.
“Siglo veinte, cambalache / Problemático y febril / El que no llora no mama…”
“Vivía de alquiler. Hace cuatro años me entregaron la vivienda. Pero me la dieron porque les hice piquetes”, narró sin considerar que su acción estuviera mal y que el Estado debería brindar el techo a los habitantes sin manifestaciones de esta naturaleza. Ello sería lo normal… si estuviéramos en Disneylandia.
Pero vivimos en Corrientes, en Argentina. El tango lo dice muy claro: “Siglo veinte, cambalache / Problemático y febril / El que no llora no mama…” Eso fue precisamente lo que hizo Cristina.
La metáfora hace referencia a que si el bebé no llora, la madre no se entera de las necesidades alimenticias, del hambre, de la criatura. Al parecer, Cristina entendió que si no hace piquete nada conseguirá del Estado. Y lo reitera en sus habituales y continuas participaciones en los movimientos sociales con iguales resultados.
¿Por qué hay la necesidad de concretar acciones de esta naturaleza para conseguir este tipo de beneficios? ¿Por qué personas en las mismas condiciones de Cristina que presentan todas las documentaciones, siguen el procedimiento administrativo establecido deben esperar por años por una vivienda y en muchísimos casos jamás se les entrega una casa? ¿Cuál es la moraleja?