Los partos planificados en domicilio representan el 1% de los alumbramientos en el país. La gran mayoría se da en Ciudad y Buenos Aires.

Los efectos de la pandemia de coronavirus se mueven por todos los frentes. Transitar un embarazo en este contexto cambió algunas reglas del juego. Si bien los especialistas alertan a las mujeres gestantes que sigan con los controles pautados, entre cuarentena y suspensiones de turnos esa rutina ya no es la misma. En ese marco, las consultas para obtener información sobre partos planificados en domicilio creció un 30%.

Los datos fueron aportados a Ámbito por Francisco Saraceno, primer hombre egresado de la licenciatura en Obstetricia de la Facultad de Medicina de la UBA e integrante de la agrupación Las Casildas y del Observatorio de Violencia Obstétrica, en sintonía con la Semana Mundial del Parto Respetado. “En esta pandemia se está viendo que a un 70% de las mujeres se les han cancelado los turnos”. Sin embargo, aclaró que aun así la modalidad aún no es masiva, ya que “un poco menos del 1% tiene partos planificados en domicilio en Argentina, y la gran mayoría se centra en Capital y Buenos Aires”.

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Hay varias condiciones para poder recurrir a un parto domiciliario. Según Saraceno, “se sostiene de varios pilares”. En ese sentido, además de ser acompañado por profesionales, se da solamente si se trata de “un embarazo, una mujer y un bebé sano”. Además, “hay una especie de plan B que es un sistema de traslado que implica que si se necesita algo haya dónde recurrir, se apoya en lo institucional”. “Tenemos que tener la ética y la moral de que siempre se baraja esa opción”, añadió el especialista al tiempo que sostuvo que “hay mucho prejuicio alrededor del parto en casa, aunque es totalmente legal para las mujeres y para los profesionales”.

Actualmente el licenciado está asistiendo dos partos por semana, cuando su estadística normal era de un domiciliario cada siete días. Para él, esta elección de las familias tiene que ver con “algo ideológico”. En ese sentido, mencionó entre las razones el “sentirse segura en el domicilio; sentirse preparada para hacerlo; considerar al embarazo y al parto como algo fisiológico y natural y darle el mejor de los recibimientos a sus hijas y a sus hijos en ese ambiente tan íntimo”.

Sin embargo, también reconoció que “hay un porcentaje de familias que llegan por cómo están trabajando hoy en día las instituciones, para evitar la violencia obstétrica”. En la misma línea, al citar la Ley nacional 25.929 de Parto Humanizado destacó que “el parto respetado no es una modalidad sino que es una ley, no es algo que podemos elegir o no elegir”.

Saraceno señaló entre una de las características principales del parto en domicilio: “Allí somos los profesionales los que nos adaptamos a esas familias, siempre siguiendo protocolos”, a diferencia de las instituciones, donde “las mujeres se adaptan a lo que los profesionales quieren y necesitan”.

Julieta Saulo, presidenta de Las Casildas y coordinadora de la Asociación Civil Argentina de Puericultura, coincidió en las bondades de parir en casa: “Es un modelo de atención perinatal que está basado en la evidencia científica y que está actualizado”. “El parto planificado en domicilio está avalado por la OMS, pero el tema es que hay un montón de prejuicios. La OMS dice que la mujer debería dar a luz en el lugar donde ella se encuentre segura y en el nivel de asistencia más bajo posible”, aseguró.

Saulo afirmó que “el modelo médico dominante se escinde desde otra perspectiva absolutamente opuesta: se patologiza el proceso de parto, preparto y posparto de manera sistemática. Por eso las cascadas de intervenciones y el nivel de violencia no sólo sobre la mujer que pare sino sobre el niño que nace. Por otro lado, otra diferencia tiene que ver con el protagonismo de la mujer. La mujer, sus decisiones y demás están en el centro de la escena, y eso no sucede en la gran mayoría de los partos que suceden a nivel asistencial”.

Al igual que Saraceno, resaltó que “el parto planificado en domicilio no niega la existencia de la institución ni de la ciencia; al contrario, se apoya en ella para garantizar la seguridad y la mejor atención posible de cada familia”.

“Elegí parto planificado en domicilio porque tenía mucha información acerca de las intervenciones no necesarias que hacen en las instituciones médicas y me daba mucho miedo por el bebé que viniera y por mí”, contó a este medio Flor Carrozza, quien a los 35 años se convirtió en madre en la intimidad de su hogar.

“Fue impecable esperar mi tiempo físico, sin apurar nada. Salió todo perfecto: no tuve ningún corte, ninguna secuela. Fue un momento muy potente en mi historia personal y familiar”, aseguró la mujer que junto a su compañero volvería a repetir la experiencia, aún con la negativa del resto de la familia.

Carrozza resumió así lo más importante de su decisión: “Tengo la tranquilidad de no haber sometido a mi hijo a prácticas invasivas y dolorosas en sus primeras horas de vida”. “Volvería a elegirlo sin dudarlo”, concluyó.

Fuente: Ámbito

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