En la desembocadura del arroyo Poncho Verde, en el Parque Mitre de la Capital, cientos de sábalos yacen muertos sobre la arena. Pero a pocos metros, ya en el río, otros tantos nadan en grupos cerca de la costa ante la ausencia de gente.

Nivel en casi un metro, cifra histórica en los ultimos 50 años, una playa gigantesca, barcos varados sobre el lecho y objetos sobresaliendo de la superficie que habitualmente están cubiertos, son algunas de las postales del río Paraná en esta bajante extraordinaria.

En este panorama, un escenario negativo y otro más alentador: cientos de peces muertos, atrapados por aventurarse a buscar alimento, pero tantos otros lomeando sobre la superficie en grandes cardúmenes. Imágenes que aporta el Parque Mitre de la Ciudad de Corrientes.

Allí se encuentra la desembocadura del arroyo Poncho Verde, antiguamente llamado punta Arazá o de la Batería, donde Mitre colocó sus cañones para repeler a la Armada Paraguaya en la guerra de la Triple Alianza. Hoy exhibe algunos vestigios navales: barcos abandonados y oxidados, hierros y hasta piezas de madera que parecen ser de una rampa para botar barcos al agua.

Descendiendo de la barranca del parque, el escenario es terrible. Bolsas y sillas de plástico, hierros, papeles, botellas, se suman a los esqueletos de peces. Más allá, hacia Vías Navegables, cientos de sábalos yacen muertos sobre una lomada teñida de arena del verde del musgo, producto de la descarga del desagüe pluvial que funciona en la desembocadura, que se convierte en su comida. Se aventuraron a saltar y a nadar de costado con la altura suficiente, pero quedaron atrapados por unos pocos metros.

Hacia el río, en dirección norte, el movimiento sobre la costa es un hervidero. Cientos de otros sábalos buscan allí su alimento, algunos detritos que se forman a partir de infinidad de elementos en descomposición, entre ellos, basura del hombre.

A pesar de esto, nadan en conjunto y saltan al advertir la cercanía de un cuerpo extraño. Ese que hoy no está presente por la cuarentena y les permite acercarse a la orilla.

Fuente: Radio Dos

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