La situación económica de Rocío y su familia dio un vuelco rotundo. Hoy ya convertida en tiktoker busca llegar a más personas para cumplir su sueño de ser cantante y así poder darle su propio hogar a su hijito de 9 meses.
Una idea, un proyecto, una ilusión, la necesidad de salir adelante y el poder de las redes. La vida para Rocío, en sus tan solo 20 años, no fue sencilla. La crianza dentro de una familia compleja, ser madre joven, terminar en la calle con su bebé y su resiliencia latente, formaron la mujer que es hoy. Pasó de no tener dónde vivir a poder comprar todo lo que necesitaba, gracias a no quedarse quieta, reinventarse, perseguir sus sueños y, claro, el amor a su hijito.
Unos sándwiches de milanesa fueron la clave para que todo en su vida cambie. Ante la falta de recursos, un día se le ocurrió invertir los pocos pesos que tenía en preparar estas viandas para la gente que pasaba por la vereda de su casa y así inició. Una mesita, un cartel y su hijo de pocos meses durmiendo en sus brazos fueron el motor principal para que todo tome impulso.
Y la frutilla del postre llegó con las redes. Un video viral generó que millones de personas conozcan su historia y hoy Rocío logra vivir gracias a los recursos que las plataformas online brindan.
Perderlo todo con un bebé en brazos
A los 18 años, la chica conoció a Maxi en el supermercado en el que había comenzado a trabajar. El amor fue creciendo y poco después se pusieron de novios. Pero como la vida tiene sus altos y bajos, cuando todo parecía encaminarse, Rocío se tuvo que ir de su casa por problemas con su familia y terminó en la calle.
“Me fui, la llamé a una amiga y le conté lo que estaba pasando. Yo no le quería decir a mi novio porque tenía sus problemas también, pero ella lo llamó y él no dudó un segundo en venir a ayudarme. Conseguimos departamento y empezamos a vivir juntos. Dejó todo por mí. Teníamos solo una cama y una cocinita eléctrica”, recordó la joven, en diálogo con TN.
Al tiempo, mientras intentaban llevar adelante los gastos de una casa, otra importante noticia llegó a sus vidas: estaban esperando un bebé. “Mateo nació y al poco tiempo, por los pocos ingresos que teníamos, ya no pudimos pagar el alquiler, solo nos alcanzaba para los pañales y unos fideos y tuvimos que irnos a la calle”, detalló Rocío.
“Estuvimos cinco días. El primer día fuimos al río y nos dijimos a nosotros mismos que estábamos de vacaciones para no sentir que era todo tan malo. Al otro día dormimos en una plaza. No queríamos pedirle ayuda a nuestra familia porque siempre que lo hacíamos nos lo reclamaban, nos lo echaban en cara, entonces decidimos luchar por la familia que habíamos formado, por Mateo, nunca bajamos los brazos, teníamos fe de que íbamos a progresar”, sostuvo.
El último día en la calle amanecieron afuera del trabajo de Maxi, quien temprano ingresó a completar su jornada y salió con un sueldo que les permitió volver a pagar un lugar para resguardarse. “Volvimos a vivir en un departamento, otra vez sin nada, con una cocinita eléctrica que a los días se rompió. Así que un día, mientras Mateo dormía, pensábamos qué hacer para poder progresar, tener más ingresos, para comprarnos nuestra cocinita, la heladera. Hasta que mi pareja me dijo “amor, podríamos vender sándwiches de milanesa” y ahí le dije que sí, que estaba re buena la idea”, recordó.
Un emprendimiento: el inicio de una nueva vida
“Al otro día me levanté y fui a la carnicería, compré milanesa; fui a la panadería y compré dos kilos de pan, y, por último, fui a la verdulería y compré lechuga y tomate. Llegué a casa, empecé a preparar las cosas. Agarré una mesita de madera, una cartulina color celeste a la que le escribí sándwiches de milanesa con un fibrón, saqué todo, le puse las ojotas a Mateo y salí a vender a la vereda del departamento”, precisó.
Ese día fue exitoso. Rocío pudo vender todo lo que había preparado y, con lo recaudado, fue al supermercado a comprar mercadería. Pero su historia recién empezaba. “Terminé de acomodar todo, me senté y empecé a editar el video que había grabado mientras vendía. Lo subí a TikTok y a Instagram y enseguida llegó al millón de reproducciones”, contó.
“Me llegaron muchos mensajes, 70 mil seguidores en un día, agradecimientos de mamás. Fue una locura”, remarcó.
Ese puntapié le dio inicio a un nuevo ingreso. “Gracias a esa viralización hoy trabajo en las redes sociales. Hice muchas publicidades y me pude comprar mi heladera, mi cocina; me pude comprar un mueble para la mercadería, una tele, un ventilador, una mesa. Pasé por muchas cosas en mi vida y siento que Dios nunca nos soltó la mano. Dormimos en la calle, pero nunca decaímos, siempre pensamos en que algo mejor iba a llegar”, aseguró la joven emprendedora.
Hoy Rocío busca seguir creciendo económicamente para darle una mejor calidad de vida a su bebé, pero no deja de lado su anhelo más grande. “Mi sueño sigue intacto. Esa chiquita que soñaba con subir a un escenario con un micrófono nunca bajó los brazos y sé que lo voy a cumplir y que voy a ser una gran cantante”, expresó.
“Le prometí a mi hijo que este año voy a cumplir mi sueño y que el año que viene voy a comprar mi propia casa. Estoy juntando monedita por monedita para poder grabar mi propia canción y videoclip”, detalló a este medio la joven mamá.
Es por eso que, además, alentó a quienes estén pasando por situaciones similares a la de ella. “Si nosotros pasamos pobreza, hambre, frío, estuvimos en un pozo sin salida y hoy salimos de ahí, ¿por qué vos no vas a lograrlo? Si yo pude vos podés”, manifestó.
Ahora la familia reparte sus tareas. Maxi labura todos los días en una distribuidora de alimentos y Rocío se dedica mucho más a las redes para hacer crecer sus ganancias: “Mis padres decían que no lo iba a lograr porque tuve un hijo, pero sé que voy a poder. Me quiero dedicar a la música y demostrarle a las mamás que creen que su sueño se derribó que no es así, que sí se puede”.
Y concluyó: “Gracias a Dios estamos bien, espero que podamos estar mejor. Antes nos preocupábamos por juntar la plata para comprarnos cosas y ahora podemos estar más tranquilos. Me tocó una pareja que no importa el horario en que tiene que ir a trabajar, sale y hace todo por nosotros. Somos un equipo”.