Colombia otorgará la nacionalidad a más de 24.000 hijos de migrantes venezolanos nacidos en ese país, una medida humanitaria que resalta en medio del clima de endurecimiento de las políticas migratorias en otras partes del hemisferio.

“Hoy Colombia le da este mensaje y esta lección al mundo. A los que quieren hacer de la xenofobia un camino político, nosotros adoptamos el camino de la fraternidad”, dijo el lunes el presidente de Colombia, Iván Duque, en un discurso en el que anunció la medida.

Esa decisión le otorgará pasaportes colombianos a los bebés nacidos de padres venezolanos en territorio colombiano desde agosto de 2015 hasta agosto de 2021, lo que les facilitará el acceso a la educación y la atención médica.

“Mi bebé finalmente tendrá un Estado que lo cuidará”, dijo Katherine Fuentes, de 28 años, una inmigrante venezolana en Bogotá que hace diez meses dio a luz en Colombia. “Ahora podrá decir con orgullo que es de aquí, que el Estado colombiano lo aceptó”.

Más de cuatro millones de venezolanos han huido del país en los últimos años para escapar de la escasez de alimentos, los apagones y la hiperinflación causada ​​por el catastrófico colapso económico durante el gobierno de Nicolás Maduro; se trata de la mayor crisis migratoria en la historia de la región, según las Naciones Unidas. La vecina Colombia ha soportado la peor parte del éxodo, recibiendo cerca de 1.4 millones de venezolanos, según el gobierno colombiano.

Al principio, los venezolanos encontraron fronteras abiertas en los países vecinos. Pero con el aumento del flujo migratorio comenzaron a enfrentar la ansiedad que genera su impacto en los recursos locales. En Ecuador y Brasil, multitudes de residentes atacaron algunos refugios para migrantes porque se sentían invadidos. Algunos países, incluidos Perú y Chile, han endurecido los requisitos de entrada para los venezolanos en el último año, para proteger los salarios locales y evitar violentas reacciones populistas.

El gobierno de Donald Trump, que ha convertido el derrocamiento de Nicolás Maduro en una prioridad de su política exterior, no le ha otorgado a los venezolanos que huyeron a Estados Unidos el estatus de protección temporal.

Colombia ha mantenido sus fronteras abiertas a pesar del incremento en la demanda de sus servicios sociales y un creciente número de situaciones que han desatado la xenofobia. Las autoridades colombianas sostienen que cerrar su frontera de más de 2250 kilómetros con Venezuela solo aumentará la trata de personas y proporcionará nuevas fuentes de ingresos a la guerrilla y las pandillas armadas que operan en esas regiones.

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